
Si de veraz queremos disfrutar de la vida debemos ser optimistas. A la vida debemos tomarlas con buen humor, con alegría, mirando lo positivo en nosotros y en los demás. Ser pesimistas es morir antes de tiempo. Es apegarse a la tristeza, a la pesadumbre, a los miedos dubitativos, a la perdida de la esperanza. Cuando confiamos en lo que somos el optimismo es nuestro compañero. Cuando somos optimistas vivimos y dejamos vivir. Optimismo es dejar de lado lo bueno y agarrar lo mejor. Ser optimista es dejar que Dios haga lo imposible y hacer nosotros lo posible. El optimista mira el mejor perfil del sufrimiento. Mira el mejor perfil de la vida. Porque “El mundo pertenece a los optimistas. Los pesimistas son meros espectadores”, dijo F. Guizot.
Pensar lo positivo es ser optimista. Pensar en el bien del otro, en lo que nos une, en lo que tenemos en común, es compartir el mundo. El pesimismo es peligroso, pues conduce a los individuos a lo negativo, al perfil negro del sufrimiento, incluso, conduce a muchas personas al suicidio. Cuando un individuo se quita la vida es porque miró lo negativo de su situación y se dejó poseer por pensamientos tendientes hacia lo peor, la fealdad, la infelicidad. En contrate, cuando un individuo está pasando por una situación altamente siniestra y pese a todo, sigue hacia delante, es porque ha mirado lo mejor de su situación y porque ha fijado sus ojos en las soluciones y no en los problemas. Optimismo es alegrarse por lo maravilloso de la vida en sus polimorfas manifestaciones. La vida es hermosa. Hay que mirar lo positivo. Lo mejor. Lo que importa. Es verdad que debemos ser también realistas. Pero también es verdad que ser optimistas es la mejor postura que podemos adoptar ante la vida y sus complejas situaciones inevitables. La vida es importante. Lo que somos también. Tenemos problemas. De eso no hay duda. Tenemos preguntas sin responder. Sin embargo, pese a que hay cosas, respuestas y personas que nos faltan, es posible seguir adelante. Existir es agradable. Amar a nuestros seres queridos. Disfrutar del deporte. Disfrutar de la naturaleza. Disfrutar del hecho de compartir lo humano, lo interior, lo del alma, es hermoso. Seamos optimistas. Miremos las cosas en positivo. Es obvio que hay cosas que andan mal. Pero también es obvio que hay cosas positivas. Aquí nacimos. En este mundo. Somos gente todavía. Todavía podemos mirarnos a los ojos. Todavía podemos tener esperanza. Podemos ser felices. En Argentina nací y aquí voy a morir. Porque valoro a Chacabuco y porque esta ciudad no tiene nada que ver con la gente que tira mala onda. Chacabuco no tiene nada que ver con la envidia, la anarquía, lo peor. El disfrutar la vida es una cuestión del corazón, del pensamiento, del adentro. Todo depende de cómo uno mire la vida. Ford dijo: “Si vamos siempre adelante lo más probable es que tropecemos con algo cuando menos lo esperamos. Nunca ha sabido de nadie que permaneciendo sentado haya tropezado con algo”.
El optimismo es contagioso. Cuando damos optimismo damos vida, damos soluciones, damos respuestas. Una persona pesimista es una persona triste. Por eso debemos hacer uso del optimismo. Para procurar lo mejor para todos. Con optimismo, sin duda.
Julio C. Cháves.
Pensar lo positivo es ser optimista. Pensar en el bien del otro, en lo que nos une, en lo que tenemos en común, es compartir el mundo. El pesimismo es peligroso, pues conduce a los individuos a lo negativo, al perfil negro del sufrimiento, incluso, conduce a muchas personas al suicidio. Cuando un individuo se quita la vida es porque miró lo negativo de su situación y se dejó poseer por pensamientos tendientes hacia lo peor, la fealdad, la infelicidad. En contrate, cuando un individuo está pasando por una situación altamente siniestra y pese a todo, sigue hacia delante, es porque ha mirado lo mejor de su situación y porque ha fijado sus ojos en las soluciones y no en los problemas. Optimismo es alegrarse por lo maravilloso de la vida en sus polimorfas manifestaciones. La vida es hermosa. Hay que mirar lo positivo. Lo mejor. Lo que importa. Es verdad que debemos ser también realistas. Pero también es verdad que ser optimistas es la mejor postura que podemos adoptar ante la vida y sus complejas situaciones inevitables. La vida es importante. Lo que somos también. Tenemos problemas. De eso no hay duda. Tenemos preguntas sin responder. Sin embargo, pese a que hay cosas, respuestas y personas que nos faltan, es posible seguir adelante. Existir es agradable. Amar a nuestros seres queridos. Disfrutar del deporte. Disfrutar de la naturaleza. Disfrutar del hecho de compartir lo humano, lo interior, lo del alma, es hermoso. Seamos optimistas. Miremos las cosas en positivo. Es obvio que hay cosas que andan mal. Pero también es obvio que hay cosas positivas. Aquí nacimos. En este mundo. Somos gente todavía. Todavía podemos mirarnos a los ojos. Todavía podemos tener esperanza. Podemos ser felices. En Argentina nací y aquí voy a morir. Porque valoro a Chacabuco y porque esta ciudad no tiene nada que ver con la gente que tira mala onda. Chacabuco no tiene nada que ver con la envidia, la anarquía, lo peor. El disfrutar la vida es una cuestión del corazón, del pensamiento, del adentro. Todo depende de cómo uno mire la vida. Ford dijo: “Si vamos siempre adelante lo más probable es que tropecemos con algo cuando menos lo esperamos. Nunca ha sabido de nadie que permaneciendo sentado haya tropezado con algo”.
El optimismo es contagioso. Cuando damos optimismo damos vida, damos soluciones, damos respuestas. Una persona pesimista es una persona triste. Por eso debemos hacer uso del optimismo. Para procurar lo mejor para todos. Con optimismo, sin duda.
Julio C. Cháves.
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