martes, 13 de marzo de 2007

Dios no es una fuerza.


Dios es una persona. El no es una fuerza impersonal. Sin embargo, muchos creen que Dios es una fuerza. Ese concepto de que Dios es una fuerza impersonal es el que transmiten las famosas series de películas de “Las guerras de las galaxias”, del popular director George Lucas. En una de las películas de las guerras de las galaxias, se cuenta lo siguiente: “Luego de escapar de los individuos de arena, Luke Skywalker se encuentra en el planeta de Tatoil con Obi Wan Kenobi. Luke acaba de descubrir que Obi Wan es un caballero Jedi que ha luchado en las sangrientas guerras de Clone con el padre de Luke. Obi Wan le da una espada láser que perteneció a su padre y en el curso de la conversación menciona “La fuerza”. ¿La fuerza? Dice Luke. Respecto a esto, Obi Wan responde: “Bueno, la fuerza es lo que le da al Jedi su poder. Es un campo de energía creado por las cosas vivientes. Nos rodea y nos penetra. Mantiene unidas a las galaxias y al universo”.
Para el director de cine George Lucas Dios es simplemente una fuerza que rodeo a todo lo existente. Pero esto aunque lo diga Lucas es un concepto errático, ya que Dios no es ninguna fuerza impersonal, ni ninguna energía. Dios es un Dios personal. A él podemos conocerle por medio de una relación personal. El está cerca de quienes le buscan con todo el corazón. Proverbios 8:17 nos cuenta: “Yo amo a los que me aman, y me hallan lo que temprano me buscan”. Dios no es una fuerza. El es una persona que desea relacionarse con cada ser humano de la faz de la tierra. Dios está interesado en nuestra salvación, en nosotros. El está cerca, disponible, alcanzable, a nuestro lado. El conoce nuestros nombres. Lo que somos. Como pensamos. Lo que sentimos. Hay muchos individuos que argumentan que Dios es infinito y por eso no podemos conocerle, pues nosotros poseemos una mente finita, endeble, con capacidad limitada. Pero lo cierto es que Dios es trascendente y al mismo tiempo inmanente. El interviene en los asuntos de los hombres. A Dios le importa lo que nos pasa. El prometió: “Entonces me invocareis, y vendréis y orareis a mí, y yo os oiré; y me buscareis y me hallareis, porque me buscareis de todo vuestro corazón”. (Jeremías 29:12-13).
Dios es un Dios personal y se nos rebela en su palabra, la Biblia. Es posible conocerle. Es posible relacionarse con él. Nosotros no somos producto del azar, pues él nos creó. El nos diseño, nos moldeó a su imagen. Nuestros actos que no están en concordancia con la voluntad de Dios son una ofensa a Dios. Pero nosotros esencialmente somos producto directo de la creatividad de Dios. Somos seres morales y eso también prueba que Dios también es un ser moral. Dios nos creo para que nos relacionemos con él. Emmanuel Kant, gran pensador del siglo XVIII, argumentó que debemos considerar al universo y a nosotros seres morales. Kant no creía en Dios. Pero como alguien dijo: “El materialismo podrá explicar lo material, pero no puede explicar al materialista”. Si nosotros somos seres morales, es obvio pues, que Dios también lo es. Referente a esto, C.S. Lewis, erudito de la universidad de Oxford, dijo: “Pareciera entonces que estamos obligados a creer en un verdadero bien y en un verdadero mal. Se podrá estar equivocado respecto a esto; de la misma manera que, a veces, nos equivocamos al hacer una suma; pero no es materia de simple opción a gusto personal, como tampoco lo es la tabla de multiplicar”.
Somos seres morales y poseemos un diseño; y por ende presuponemos a un diseñador. El azar y el materialismo no pueden explicar la existencia de Dios. Decir que esto es posible seria hacer una muestra del mismo grado de imaginación que el evolucionista Thomas Huxley, cuando afirmó que si le dieran seis maquinas de escribir a seis monos y estos se pusieran a golpear las teclas, dado en tiempo necesario, llegarían a producir todos los libros que contiene el museo Británico. Si Dios es un ser personal para que vamos a perder tiempo explicándolo. Dios es simplemente un Dios personal, trascendente e inmanente.

Julio C. Cháves.

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