domingo, 18 de marzo de 2007

Optimismo: la clave del éxito personal.



Un optimista es un hombre que se acerca por la mañana a la ventana y dice: “¡Buenos días, Dios! Y un pesimista es el que se levanta y va a la ventana y dice: “¡Dios mío! ¿Ya es de día?”.
Actualmente el mundo es un lugar muy negativo. Ciertamente necesitamos cultivar una actitud mental que nos traiga paz, valor, éxito. Pero esto es harto evidente que necesitamos pensar positivamente, necesitamos ser optimistas. Es una utopía pretender que todas las circunstancias de la vida se adapten perfectamente a lo que nosotros deseamos. Pero sí es posible tener pensamientos a medida para ajustarnos a todas las situaciones, sean negativas o lo contrario. Optimismo es una palabra que aumentará la posibilidad de que nuestros deseos se hagan realidad. Nuestro modo de pensar dicta nuestro comportamiento. ¡Pensemos en positivo!
Pensar en positivo no es fácil, pero es posible. ¡Contagiemos optimismo! Rehusémonos a desanimarnos. Confiemos en que las cosas mejorarán. Si pensamos positivamente sacaremos ventaja de las circunstancias tristes y pésimas. “Se cuenta que un poeta caminando en su jardín vio un nido de pájaro en el suelo. La tormenta había sacudido el árbol y desbaratado el nido. Mientras musitaba tristes versos de la destrucción del hogar del pajarito, levantó la vista y vio al pajarito haciendo un nuevo nido en las ramas”. Eso es optimismo. Seguir adelante sin mirar lo que se ha destruido. Porque lo que un hombre piensa le da forma. E. Stanley Jones dijo: “Cuando la vida te da una patada, ¡que esa patada te lance hacia adelante!”.
Jamás debemos dejar de luchar. Jamás debemos darle importancia a lo que no tenemos. Siempre debemos mirar lo bueno, buscar soluciones. Sonreír mientras lloramos es ser optimista. A veces empezar de nuevo es positivo. Por supuesto que hay momentos en los cuales mordemos más de lo que podemos masticar. Quiero decir, hay momentos que son negativos porque nosotros los hemos generado debido a nuestras malas decisiones, a nuestras malas actitudes y a nuestros malos actos. Pero de todos modos hay que pensar en positivo, pues del mismo modo que hemos enredado todo también podemos desenredarlo. Las cosas pueden ser cambiadas. Los problemas siempre nos escupen la cara y nosotros en ocasiones nos desanimamos y dejamos de luchar. Nos pasa esto porque hemos acunado pensamientos negativos. En cambio, cuando pensamos en positivo y buscamos las soluciones, las cosas cambian para bien. Nuestros pensamientos tutelan nuestras acciones. Los pensamientos negativos provocan mucha ruina. Nuestro reto debe ser lidiar contra todo lo negativo, pensando en positivo aún en los momentos más negros y lamentables. Esto nos conducirá hacia la ventana para decir: “¡Buenos días, Dios!”.
Un autor desconocido expresó:

“Dos sapos cayeron en una lata de crema.
Los lados de la lata eran altos y resbalosos,
y la crema era profunda y fría.
“Oh, ¿Qué voy a hacer?”, dijo el número uno,
“¡es el destino!-no hay quién me ayude-
¡adiós amigo, adiós mundo cruel!”.
Y aún llorando se hundió.
Pero el número dos, de naturaleza más recia,
chapoteó de sorpresa,
y limpiándose la crema de la cara
y secándose la crema de los ojitos, dijo:
“Por lo menos nadaré un poco”.
“No significará nada para el mundo
si un sapo más muere ahogado”.
Una a dos horas pataleó y nadó,
nadó y pataleó, hasta que salió arrastrándose por la
mantequilla”.



Julio C. Cháves.

No hay comentarios.: