domingo, 18 de marzo de 2007

El renacimiento de la alegría.



Estamos atravesando un 2.003 caliente, matizado con el estrépito de las noticias, cada vez más siniestras e inquietantes. Nos acosan los titulares de los diarios y la tevé, llenando nuestras mentes con presagios sombríos. ¿Qué será de nuestra alegría? Es curioso el modo en que los medios están matando la alegría. Los problemas económicos invaden nuestras vidas particulares y la mano invisible de la desesperanza oscurece el marco de nuestra actual realidad y como un fantasma amenazador entenebrece nuestros espíritus robando nuestra alegría. Cada catástrofe, promovida por naturaleza o por nuestras falencias humanas, atenta contra nuestras sonrisas. Vuelvo a preguntar: ¿Qué ha pasado con la alegría?
El futuro nos promete falta de trabajo y, por lo tanto, un grado mayor de inseguridad. Presagia austeridad, escasez y por lo tanto, también la ausencia de la alegría. Nuestra realidad actual es un paisaje de puro terror, poco alentador para hablar de alegría. Sin embargo, debemos hablar de la alegría pues es importante para la vida, para alentar la esperanza. Corren tiempos de realidad oscura, de paridad cambiaria, de globalización, de amores desgraciados. Y en estos tiempos, es cuando hay que lidiar contra la crisis con buena cara y alegría. Es necesario que la alegría entre nuevamente al escenario de la vida. La vida es una tragicomedia. Sin alegría somos como un pulmón sin aire. La alegría es lo que nos permite disfrutar y sonreír a la vida aunque las circunstancias sean contrarias. La alegría es tan necesaria como la música, como el aire. Para enfrentar la crisis hay que dejarse poseer por la alegría. Hay que reaccionar con un tono emocionalmente vivencial y agradable. Nuestras palabras, nuestros gestos y nuestros actos deben manifestar alegría.
¡Sin alegría es imposible disfrutar la vida! ¡Sin alegría somos como un ojo sin luz, o un auto sin ruedas! En realidad es en los tiempos de crisis cuando la alegría se manifiesta de un modo más exponencial. ¡La alegría es lo que nos hace renacer! Khalil Gibran en ‘El Profeta’ dice a través de su personaje Almustafá: “Las alegrías son el dolor sin máscara. Y la misma fuente de donde brotan sus risas, muchas veces fue colmada con sus ardientes lágrimas. Y, ¿cómo puede ser de otro modo? Mientras más profundo socava el dolor en sus corazones, más alegría podrán contener. Cuando estén contentos, miren en el fondo de sus corazones y encontrarán que es solamente lo que les produjo dolor, lo que les da alegría. En verdad, están suspendidos, como el fiel de la balanza, entre la alegría y el dolor”.
La alegría es un alimento primordial. Para tener alegría hay que mirar lo positivo, ser optimista. En la vida hay momentos duros. Pero de todos modos, hay que estar alegre, sonreír, mostrar los dientes. La vida es sueño, gozo, aire para los pulmones del alma. Y la alegría es lo que nos permite sonreír mientras lloramos. “No hay… cosa mejor que alegrarse…” (Eclesiastés 3:12-22).

Julio C. Cháves.

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