
Un refrán popular dice: “La música amansa las fieras”. En la india hay flautistas que encantan serpientes venenosas. En le ejército una marcha militar enardece el ánimo de los soldados. Una madre muerde a su hijo cantándole una canción de cuna. La música es muy poderosa. Afecta e influye en el ánimo de la gente, para bien o para mal. Exalta el ánimo o lo tranquiliza. La música llega al cerebro a través de nuestros oídos e influye completamente nuestro comportamiento. David Muniesa escribió: “Somos influenciados por todos los sonidos externos a nosotros por la ley de la simpatía o correspondencia. Si escuchamos música caótica nos conducirá a una desorganización psicológica, a la confusión, al desequilibrio mental, a la violencia. Un estado psicológico erróneo se manifiesta por medio de excitaciones violentas sin causas aparentes, pensamientos pertubardores, histerias, depresiones y estrés, que la misma persona no puede explicarse. Esto provoca un comportamiento en el cual la persona no puede controlarse en sus pensamientos y acciones. Si por el contrario escuchamos música que cumple con las leyes de la armonía, la melodía y el ritmo, encontraremos música idónea para meditar reposadamente hasta obtener la relajación de toda nuestra musculatura. Consecuentemente los pensamientos serán tan pacíficos y placenteros con las demás personas y con las cosas que nos rodean. La música tiene efectos psicológicos y fisiológicos que se transforman en comportamientos sociales o antisociales, pacíficos o violentos, según su ritmo”.
“Desde hace 2,500 años, la música se ha considerado una fuerza tan potente e influyente en la sociedad que los principales filósofos y políticos han abogado por su control, incluso a través de la constitución de su nación. Este fue el caso en Esparta y Atenas. En Japón, en el siglo III a.C., se estableció una oficina imperial de música (el Jagaku-ryo) para controlar actividades musicales. Otras culturas antiguas, como las de Egipto, India y China, manifestaron preocupaciones similares. Hoy, un control legislativo o gubernamental de este tipo sería casi inconcebible, pero incluso en este siglo, hay gobiernos que han implementado leyes para controlar la música”. La música es el arte de ejercer influencia sobre el espíritu humano mediante una combinación de sonidos y silencios. Es evidente que la música tiene un efecto estimulante. Puede cambiar el estado de conciencia y puede ocasionar un estado de trance. A través de la música se puede manipular, condicionando el comportamiento de las masas. Shakespeare dijo: “La música puede calmar las fieras más feroces”. Los niveles altos de sonidos en los boliches, combinados con las luces y el alcohol que los concurrentes ingieren, produce un estado hipnótico o de trance como en las sesiones de vudú. Los rayos láser y el estroboscopio, que alternan la luz y la oscuridad, ambos usados en los boliches bailables, producen debilidad en la capacidad de juicio y un desequilibrio de las hormonas sexuales. En ese estado de hipnosis, es muy fácil manipular a las masas por medio de técnicas, subliminales o directas, previamente estudiadas. La manipulación por medio de la música es notable y se puede conducir a los oyentes por diferentes estados anímicos como son la depresión, la euforia, la alegría, el miedo, el pánico, el suicidio o los deseos de cometer asesinato. La música frívola, sin sentido ni contenido, despersonaliza al individuo. Muchas bandas populares y cantantes solistas utilizan la música para propagar sus ideales y puntos de vista. El guitarrista Jimi Hendrix alguna vez declaró: “Es posible hipnotizar a la gente por medio de la música, y cuando logramos dar en el punto más débil de ellos, entonces podemos predicar a su subconciencia todo lo que queramos decirles”. Y el cantante de The Rolling Stones, Mick Jagger, dijo: “Siempre trabajamos en la manipulación del pensamiento y de la voluntad de las personas; y la mayoría de los otros grupos de rock hacen lo mismo”. La música para muchos, adolescentes, jóvenes y muchos adultos, es como una especie de religión. Muchos se visten, hablan y de comportan como sus ídolos. Son muchas las bandas y cantantes que hacen su música a conciencia, sabiendo que su arte ejerce una poderosa influencia sobre las masas. Pero lamentablemente la mayoría de las bandas no les importa lo que transmite sino que lo único que buscan es fama y dinero, aunque para lograrlo tengan que vender sus almas a Mefistófeles. Hay música melódica que se usa como terapia curativa, pero hay música que genera el efecto contrario ya que enferma las mentes de las masas, destruyendo la individualidad de las personas. Lamentablemente hay música que predispone a los individuos a la depresión, ansiedad, soledad y otros males psicológicos. Hay temas musicales que provocan desarreglos físicos y psíquicos, como problemas del oído, de la vista y de los nervios. En los boliches, como describí precedentemente, el efecto del estroboscopio, que hace que los que bailan pierdan su sentido de orientación y sus reflejos se vean alterados. Es más, la intensidad de las luces espaciales y el rayo láser produce daños irreversibles en los ojos. En fin, la música ejerce una poderosa influencia sobre la conducta de las masas. Vale decir entonces que hay que seleccionar las bandas que uno escucha. “La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón”, dijo Magdalena Martínez, Flautista española.
Julio César Cháves. Escritor78@yahoo.com.ar
“Desde hace 2,500 años, la música se ha considerado una fuerza tan potente e influyente en la sociedad que los principales filósofos y políticos han abogado por su control, incluso a través de la constitución de su nación. Este fue el caso en Esparta y Atenas. En Japón, en el siglo III a.C., se estableció una oficina imperial de música (el Jagaku-ryo) para controlar actividades musicales. Otras culturas antiguas, como las de Egipto, India y China, manifestaron preocupaciones similares. Hoy, un control legislativo o gubernamental de este tipo sería casi inconcebible, pero incluso en este siglo, hay gobiernos que han implementado leyes para controlar la música”. La música es el arte de ejercer influencia sobre el espíritu humano mediante una combinación de sonidos y silencios. Es evidente que la música tiene un efecto estimulante. Puede cambiar el estado de conciencia y puede ocasionar un estado de trance. A través de la música se puede manipular, condicionando el comportamiento de las masas. Shakespeare dijo: “La música puede calmar las fieras más feroces”. Los niveles altos de sonidos en los boliches, combinados con las luces y el alcohol que los concurrentes ingieren, produce un estado hipnótico o de trance como en las sesiones de vudú. Los rayos láser y el estroboscopio, que alternan la luz y la oscuridad, ambos usados en los boliches bailables, producen debilidad en la capacidad de juicio y un desequilibrio de las hormonas sexuales. En ese estado de hipnosis, es muy fácil manipular a las masas por medio de técnicas, subliminales o directas, previamente estudiadas. La manipulación por medio de la música es notable y se puede conducir a los oyentes por diferentes estados anímicos como son la depresión, la euforia, la alegría, el miedo, el pánico, el suicidio o los deseos de cometer asesinato. La música frívola, sin sentido ni contenido, despersonaliza al individuo. Muchas bandas populares y cantantes solistas utilizan la música para propagar sus ideales y puntos de vista. El guitarrista Jimi Hendrix alguna vez declaró: “Es posible hipnotizar a la gente por medio de la música, y cuando logramos dar en el punto más débil de ellos, entonces podemos predicar a su subconciencia todo lo que queramos decirles”. Y el cantante de The Rolling Stones, Mick Jagger, dijo: “Siempre trabajamos en la manipulación del pensamiento y de la voluntad de las personas; y la mayoría de los otros grupos de rock hacen lo mismo”. La música para muchos, adolescentes, jóvenes y muchos adultos, es como una especie de religión. Muchos se visten, hablan y de comportan como sus ídolos. Son muchas las bandas y cantantes que hacen su música a conciencia, sabiendo que su arte ejerce una poderosa influencia sobre las masas. Pero lamentablemente la mayoría de las bandas no les importa lo que transmite sino que lo único que buscan es fama y dinero, aunque para lograrlo tengan que vender sus almas a Mefistófeles. Hay música melódica que se usa como terapia curativa, pero hay música que genera el efecto contrario ya que enferma las mentes de las masas, destruyendo la individualidad de las personas. Lamentablemente hay música que predispone a los individuos a la depresión, ansiedad, soledad y otros males psicológicos. Hay temas musicales que provocan desarreglos físicos y psíquicos, como problemas del oído, de la vista y de los nervios. En los boliches, como describí precedentemente, el efecto del estroboscopio, que hace que los que bailan pierdan su sentido de orientación y sus reflejos se vean alterados. Es más, la intensidad de las luces espaciales y el rayo láser produce daños irreversibles en los ojos. En fin, la música ejerce una poderosa influencia sobre la conducta de las masas. Vale decir entonces que hay que seleccionar las bandas que uno escucha. “La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón”, dijo Magdalena Martínez, Flautista española.
Julio César Cháves. Escritor78@yahoo.com.ar
No hay comentarios.:
Publicar un comentario