martes, 27 de marzo de 2007

El mundo de los libros.


“Los libros siempre están ahí, esperando con paciencia que alguien los vuelva a tomar”, dijo Jhon Carmody. La literatura es un mundo dentro de este mundo. Los diferentes estilos literarios, ensayo, novela, poseía y dramaturgia, nos acompañan en este universo de letras. Gracias a textos de todas las épocas hemos aprendido a reflexionar, meditar, cuestionar, pesar y pensar los eventos cotidianos. Leer por lo menos una hora diaria mantiene la mente ordenada, tranquila, con claridad mental. Casi siempre, antes de tomar una decisión importante, deberíamos buscar un libro que nos ayude a definir nuestra situación. Los buenos autores nos ayudan a fortalecer nuestra racionalidad, enriqueciendo nuestro criterio, clarificando nuestro punto de vista y nuestra interpretación de las circunstancias. Los libros son un mundo dentro de este multitemático mundo.
Cuando digo que debemos leer por lo menos una hora diaria, no lo digo con el objeto de únicamente acumular información o con el propósito de evadirnos y evadir la realidad sino que debemos cultivarnos, meditando en el contenido de nuestras lecturas y consolidando los conceptos de que habitan nuestra mente. Leer nos ayuda a cultivar nuestras mentes. La programación neurolinguistica estudia el lenguaje de los pensamientos. Leer libros de buenos autores nos estructura la mente y instala patrones de pensamiento positivos que desencadenan en una conducta inteligente. La lectura es muy importante en el desarrollo de la inteligencia. La lectura proporciona cultura, desarrolla el sentido estético, actúa sobre la formación de la personalidad, es fuente de inspiración, recreación y de alegría. Actualmente hay cursos de lectura veloz donde se enseña a leer libros en el menos tiempo posible. Lo único que procuran estos cursos es que acumulemos información y nada más. Pero cuando hablo de leer no es a toda velocidad sino saboreando cada palabra, cada párrafo, cada concepto. Es menester intimar con los libros, dejando que los diferentes autores depositen sus conocimientos en nuestras mentes. A los libros hay que masticar y tragarlos cuando es el tiempo adecuado. La lectura desarrolla la capacidad de juicio, de análisis, de espíritu crítico.
El Dr. Jaime Barylko, autor del ensayo Vivir y pensar, dijo: “Leer para pensar, eso me hace falta: pensar. Re-pensar. Que la lectura ilumine algún sector de mis lóbulos frontales. Que se produzca un destello que me arranque de la rutina aplanadora. Algo que me haga pensar a mí. Un esbozo de novedad que encienda en mí el reflejo de otra posibilidad. Aludo al movimiento del ser interior hacia cualquier tema. Ese movimiento es lo que vale. Ahí es donde el hombre estalactita-estalagmita de la ruta automática despierta y descubre otra imagen de las cosas”. Algunas frases, simplemente algunas frases, pueden iluminar nuestras mentes y resolver nuestra situación. Sé que la vida enseña más que muchos libros pero los libros nos instalan en la realidad de una manera más provechosa. Nuestro criterio no es el mismo. Nuestra interpretación no es la misma. Nosotros no somos los mismos. Las gestiones inteligentes siempre van acompañadas de la compañía de buenos libros. Como dije líneas arriba, la literatura es un mundo dentro de este mundo. “La lectura, dice Carmen Lomas Pastor, autora de "Hacer Familia" Nº 84, (Págs. 11-41). Ediciones Palabra, Madrid 2002 arvo.net favorece el desarrollo de las virtudes morales siempre que los libros se seleccionen adecuadamente. Las lecturas proponen modelos para admirar e imitar; y, mientras los modelos vivientes (padres, profesores, etc.) pasan, los protagonistas de los libros permanecen”.


Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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