sábado, 17 de marzo de 2007

Los buenos observadores.

“La diferencia entre los hombres, consiste en gran parte, en la inteligencia de su observación”.
Anónimo.




Ser un buen observador hace que vivamos de una manera más inteligente. Nuestros ojos deben estar al servicio de nuestra inteligencia. Cada vez que vemos algo nuestra percepción reflexiva nos debe guiar a una sabia interpretación de los eventos externos. Dice un proverbio ruso refiriéndose a quienes miran irreflexivamente: “Cruza el bosque y no ve la leña para el fuego”. Por no observar muchos se pierden de las cosas esenciales e importantes de la vida. De tan cerca que están muchas cosas, no las vemos. Tenemos que estar más atentos, abrir más nuestros ojos y cultivar un poco más la curiosidad. “Los ojos del sabio dijo el sabio Salomón están en su cabeza, pero el tonto camina a oscuras”.
A los buenos observadores les sobran las oportunidades. Ya que están siempre atentos y siempre curiosos, agarran las oportunidades disponibles y encaminan su inteligencia y su voluntad, hacia buenos propósitos. Esta capacidad de observación es clave para alcanzar el éxito. Los individuos que están resueltos a desarrollarse por sí mismos, siempre están atentos a las circunstancias y los cambios de la vida. Un pintor famoso dijo que le debía su arte de mezclar los colores a su observación cotidiana y el estudio atento de las alas de las mariposas.
“Según textos de historia, la curiosidad y la atención del marqués de Worcester fue casualmente dirigida a la fuerza del vapor, porque ante sus ojos voló la tapa ajustada de un vasija que contenía agua hirviendo, estando él preso en la Torre. Posteriormente sus resultados de observación fueron publicados en su obra “Siglo de Inventos”, que formó durante algún tiempo una especie de libro de texto para las investigaciones sobre la fuerza del vapor, hasta que Savary, newcomen, y otros, aplicándolas a fines prácticos, llevaron la máquina de vapor al estado en que Watt la encontró cuando fue llamado para componer un modelo de máquina de Newcomen, que pertenecía a la universidad de Glasgow. Esta circunstancia casual fue una oportunidad para Watt, que no tardó en aprovechar y mejorar; siendo el objetivo de su vida llevar la máquina de vapor hasta la perfección.” Todo esto antes dicho es muy bueno. Y vale reconocer que todo comenzó con la atenta observación del marqués de Worcester.
Estar atento a las circunstancias y los cambios de la vida nos hace inteligentes. Leer la realidad es de sabios. Las cosas y las personas que nos rodean merecen ser observadas, analizadas, estudiadas, pesadas, comprendidas. Tengamos en cuenta que nuestros ojos deben estar en nuestra cabeza para no andar a tientas en la oscuridad…Un proverbio ruso finalmente dice: “El sabio tiene orejas largas, ojos grandes y lengua corta”. Julio C. Cháves.

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