
El sufrimiento es una realidad que nos afecta a todos por igual. ¿Quién puede decir: Yo jamás he sufrido? No nos agrada sufrir. Tampoco nos resulta agradable ver sufrir a los demás. La palabra sufrimiento nos produce renuencia. Sin embargo, pese a que no aceptamos la realidad del sufrimiento, sufrimos. Obviamente, si pudiéramos crearíamos un mundo sin sufrimiento. Pero el sufrimiento es y seguirá siendo una realidad. De modo que podemos utilizar al sufrimiento como una nueva oportunidad de tener éxito. Cuando sufrimos tenemos la posibilidad de crecer como mejores personas. De hecho, cuando sufrimos también estamos viviendo.
El “Coro de los Aleluyas” de Handel, fue escrito cuando el autor pasaba por una época de pobreza, y sufría de una hemiplejia del lado derecho de su cuerpo. Milton escribió “El paraíso perdido” estando ciego, el cual le dicto a su hija. Nuestra vida está empapada de sufrimiento. La sociedad está inmersa en el dolor, la tragedia y la muerte. Muchos escritores reflejan en sus obras el pesimismo de su época y muchos de ellos afirman que no hay solución a los problemas del ser humano. Que debamos sufrir no significa que debemos ser unos resentidos ni unos amargados. Por el contrario, en medio del dolor debemos crecer y hacernos más sabios. El sufrimiento es una oportunidad inigualable.
En medio del sufrimiento debemos contentarnos y mirar las cosas con buenos ojos. En toda circunstancia podemos sobreponernos a las lágrimas, comenzando a sonreír otra vez. En épocas de dolor podemos ser personas más fuertes, inteligentes, voluntariosas. ¡Siempre es posible estar mejor! Mariscal Turenne dijo: “Es preciso haber sido derrotado dos o tres veces para poder ser algo”. Todos los genios de la humanidad pasaron por muchos sufrimientos. Lo bueno del sufrimiento es que nos ayuda a disciplinarnos, n os ayuda a corregir y moldear nuestra personalidad. Helen Keller ha escrito: “Doy gracias a Dios por mis limitaciones, pues por medio de ellas me encontré a mí misma, a mi obra y a Dios”. Cuando nace un niño lo primero que aprende es a llorar. La persona que cree que el sufrimiento nunca tocará su puerta está equivocada, ya que cuando nos sentimos más seguros y confiados es cuando la tragedia toca nuestra vida. ¡Todos sufrimos! Lo bueno del sufrimiento es que gracias a él el músico compone su mejor canción. Gracias a él el escritor escribe su obra más importante e incólume. Gracias al sufrimiento nos hacemos más fuertes y más sabios. De hecho, el éxito muchas veces se disfraza de dolor. Es de sabios adaptarse a las circunstancias y aprovechar todas las oportunidades.
Rene J. Trossero escribió:
“No te rebeles desesperanzado;
Acepta esperanzando el sufrimiento.
Como el hierro que se ablanda
Sobre las llamas de la fragua,
No te aflijas pensando que perderás tu ser
Y tu consistencia;
Porque volverás a ser, con formas nuevas,
Más templado, más limpio y depurado,
El hierro de antes, pero renovado”.
Julio C. Cháves.
El “Coro de los Aleluyas” de Handel, fue escrito cuando el autor pasaba por una época de pobreza, y sufría de una hemiplejia del lado derecho de su cuerpo. Milton escribió “El paraíso perdido” estando ciego, el cual le dicto a su hija. Nuestra vida está empapada de sufrimiento. La sociedad está inmersa en el dolor, la tragedia y la muerte. Muchos escritores reflejan en sus obras el pesimismo de su época y muchos de ellos afirman que no hay solución a los problemas del ser humano. Que debamos sufrir no significa que debemos ser unos resentidos ni unos amargados. Por el contrario, en medio del dolor debemos crecer y hacernos más sabios. El sufrimiento es una oportunidad inigualable.
En medio del sufrimiento debemos contentarnos y mirar las cosas con buenos ojos. En toda circunstancia podemos sobreponernos a las lágrimas, comenzando a sonreír otra vez. En épocas de dolor podemos ser personas más fuertes, inteligentes, voluntariosas. ¡Siempre es posible estar mejor! Mariscal Turenne dijo: “Es preciso haber sido derrotado dos o tres veces para poder ser algo”. Todos los genios de la humanidad pasaron por muchos sufrimientos. Lo bueno del sufrimiento es que nos ayuda a disciplinarnos, n os ayuda a corregir y moldear nuestra personalidad. Helen Keller ha escrito: “Doy gracias a Dios por mis limitaciones, pues por medio de ellas me encontré a mí misma, a mi obra y a Dios”. Cuando nace un niño lo primero que aprende es a llorar. La persona que cree que el sufrimiento nunca tocará su puerta está equivocada, ya que cuando nos sentimos más seguros y confiados es cuando la tragedia toca nuestra vida. ¡Todos sufrimos! Lo bueno del sufrimiento es que gracias a él el músico compone su mejor canción. Gracias a él el escritor escribe su obra más importante e incólume. Gracias al sufrimiento nos hacemos más fuertes y más sabios. De hecho, el éxito muchas veces se disfraza de dolor. Es de sabios adaptarse a las circunstancias y aprovechar todas las oportunidades.
Rene J. Trossero escribió:
“No te rebeles desesperanzado;
Acepta esperanzando el sufrimiento.
Como el hierro que se ablanda
Sobre las llamas de la fragua,
No te aflijas pensando que perderás tu ser
Y tu consistencia;
Porque volverás a ser, con formas nuevas,
Más templado, más limpio y depurado,
El hierro de antes, pero renovado”.
Julio C. Cháves.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario