
Hoy vivimos en un mundo donde el esfuerzo intelectual es algo fuera de moda. A la gente no le resulta agradable leer. A nadie le resulta interesante la cultura escrita. Los lectores con pasión están desapareciendo. Actualmente, la cultura de la imagen, ocupa un lugar preponderante en nuestra sociedad. Todos pasan mucho tiempo frente a la televisión. En consecuencia, nadie posee ganas de leer. En realidad, los lectores son muy pocos, ya que son contados con los dedos quienes están dispuestos a pagar una cuota de esfuerzo por una sólida y concreta adquisición intelectual. Leer implica voluntad, ganas de crecer, esfuerzo, ganas de pasar tiempo a solas, reflexión, meditación, liberarse de prejuicios. En una oportunidad le hicieron esta pregunta a ROBERTO FONTANARROSA: -¿cómo te iniciaste en la literatura? FONTANARROSA respondió: “Todo arranca con el gusto por la lectura. Yo siempre relacione a la lectura con el placer. De chico leía los libros de la colección de “ROBIN HOOD”, que eran puro entretenimiento. A mi hijo le digo que lea, no para que sea un intelectual o vaya a una mesa redonda, sino para que se divierta. A mí, si un libro me cansa, lo tiro. Yo nunca pude estudiar, no termine la secundaria. Me formé leyendo. Era un desastre en la escuela, una especie de vegetal, siempre sentado en la silla, sin hacer nada, sin hablar, sin molestar a nadie. Hasta que dejé de ir. Esto refleja otra época del país. Si no estudiabas no pasaba nada. Pero tenias que trabajar. Era sencillo conseguir trabajo. Y empecé a trabajar en publicidad, en la agencia de un amigo de mi viejo…”.
La lectura es formadora. La saturación de imágenes, mediante el cine, la TV , conduce al ocio intelectual y a la pasividad racional, lo cual impide que podamos disfrutar de la felicidad de la lectura. El hábito de leer nos permite organizarnos por dentro, nos ayuda a interpretar las circunstancias de la vida, y nos permite gozar de riquezas interior; también nos ayuda a comunicarnos mejor, mediante la lengua oral y escrita. Leer implica acceder a un mundo de comprensión, información, nuevos conocimientos. El conocimiento posee un valor fundamental y mediante el libro, podemos acceder a él. RODOLFO ALONSO dice sobre los lectores: “Desconfía de los lectores “Literarios” especializados. Si me dieran a elegir, elegiría a aquellos sabios analfabetos que sin saber leer se arremolinaban en las ventas de “ La Mancha ” alrededor de alguien que les leía “El Quijote” recién aparecido. Gente común, de pueblo, nada menos, gente viva y en contacto con la vida, para lo cual el libro no era algo distinto, ajeno, separado de la vida”. Leer es un placer. En los libros existe un menú temático que nos permite a acceder a una biblioteca de conocimientos múltiples; en sus paginas podemos encentrar el odio, el resentimiento, el amor, el espanto, los laberintos: a DIOS podemos encontrarlo en las sagradas paginas de la BIBLIA ; al infierno podemos conocerlo mediante “ La Divina Comedia ” de Dante; en fin: los libros son mundos dentro de este mundo.
Leer es formarse, construirse, adquirir armas mentales para luchar contra la adversidad, la muerte, los desencuentros, las circunstancias inéditas que enfrentamos en la vida. Leer implica disciplina, orden interior, ganas de aprender cosas nuevas, mejorar nuestra capacidad comunicativa. Los libros son amigos de papel, tinta, hilo, símbolos descifrables. LILIANA HEKER expresa respecto a los lectores: “Un lector no se hace de un día para el otro, hacen falta valor y tiempo, condiciones favorables y una razonable libertad espiritual para aceptar la literatura como un legado, un medio por el cual ciertos hombres han tratado de fijar en palabras lo mejor de sí mismos”.
Julio C. Cháves.
La lectura es formadora. La saturación de imágenes, mediante el cine, la TV , conduce al ocio intelectual y a la pasividad racional, lo cual impide que podamos disfrutar de la felicidad de la lectura. El hábito de leer nos permite organizarnos por dentro, nos ayuda a interpretar las circunstancias de la vida, y nos permite gozar de riquezas interior; también nos ayuda a comunicarnos mejor, mediante la lengua oral y escrita. Leer implica acceder a un mundo de comprensión, información, nuevos conocimientos. El conocimiento posee un valor fundamental y mediante el libro, podemos acceder a él. RODOLFO ALONSO dice sobre los lectores: “Desconfía de los lectores “Literarios” especializados. Si me dieran a elegir, elegiría a aquellos sabios analfabetos que sin saber leer se arremolinaban en las ventas de “ La Mancha ” alrededor de alguien que les leía “El Quijote” recién aparecido. Gente común, de pueblo, nada menos, gente viva y en contacto con la vida, para lo cual el libro no era algo distinto, ajeno, separado de la vida”. Leer es un placer. En los libros existe un menú temático que nos permite a acceder a una biblioteca de conocimientos múltiples; en sus paginas podemos encentrar el odio, el resentimiento, el amor, el espanto, los laberintos: a DIOS podemos encontrarlo en las sagradas paginas de la BIBLIA ; al infierno podemos conocerlo mediante “ La Divina Comedia ” de Dante; en fin: los libros son mundos dentro de este mundo.
Leer es formarse, construirse, adquirir armas mentales para luchar contra la adversidad, la muerte, los desencuentros, las circunstancias inéditas que enfrentamos en la vida. Leer implica disciplina, orden interior, ganas de aprender cosas nuevas, mejorar nuestra capacidad comunicativa. Los libros son amigos de papel, tinta, hilo, símbolos descifrables. LILIANA HEKER expresa respecto a los lectores: “Un lector no se hace de un día para el otro, hacen falta valor y tiempo, condiciones favorables y una razonable libertad espiritual para aceptar la literatura como un legado, un medio por el cual ciertos hombres han tratado de fijar en palabras lo mejor de sí mismos”.
Julio C. Cháves.
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