
“La fortuna favorece a los audaces”,
Erasmo de Rótterdam
La persona audaz jamás vuelve atrás. La audacia es lo que nos capacita para ser valerosos, atrevidos, osados. Dicho de otro modo, la audacia nos ayuda a adaptarnos a las circunstancias. Ser audaz nos permite luchar contra el viento, contra los imposibles. Ningún cobarde jamás logró nada. Porque la cobardía es lo contrario a la audacia; conduce al fracaso y a la frustración. Hay un refrán que dice: “El que arriesga, gana”. Y se puede decir que ser audaz es también correr riesgos, seguir hacia la meta fijada aunque tengamos que transitar un camino de incertidumbre. Si no asumimos riesgos jamás tendremos éxito. Si nos limitamos siendo negativos, cobardes, temerosos, nunca podremos realizar nuestros sueños, nuestras aspiraciones. Porque saber vivir es saber luchar, comenzar una y otra vez, levantarse después de cada caída.
El gran escritor Ralph W. Emerson en sus “Éticas literarias”, expresó: “Los hombres muelen y muelen en el molino de un axioma y lo único que sale es lo que allí se puso. Pero en el momento mismo que abandonan la tradición por un pensamiento espontáneo, entonces la poesía, el ingenio, la esperanza, la virtud, la anécdota ilustrativa, todo se precipita en su ayuda”. La audacia nos conduce a la creatividad, a las grandes empresas. Hay que enfrentar los obstáculos y superarlos. Si uno se cae debe volver a levantarse y debe seguir luchando, luchando, luchando. Adoptar una actitud audaz es imprescindible para resolver los problemas de la vida, y convertir de este modo los problemas en oportunidades para crecer, tener ideas, ser mejor personas. La audacia es una actitud mental y una predisposición de ánimo, que nos trae paz, seguridad, realización exitosa. E. Stanley Jones argumentó: “Cuando la vida te dé una patada, ¡que esa patada te lance hacia delante!”.
Muchas veces nuestros problemas nos derrotan, n o porque sean grandes, sino porque nosotros los enfrentamos con cobardía, apatía y negativismo. En cambio, cuando le ponemos el pecho a la balas, ahí nos mantenemos en pie. De hecho, los tiempos de lucha no son eternos. Si persistimos en poseer una actitud mental audaz cuando vengan tiempos mejores podremos disfrutar de una mejor vida. Sin lugar a dudas, la audacia es una forma de luchar. Al ser audaces superamos las incertidumbres, los miedos, las limitaciones. El hombre audaz entiende que la lucha es tan placentera como el momento de la victoria final. Hay mucha diferencia entre un cobarde y una persona audaz. La diferencia es que el cobarde es amante del fracaso y la frustración. Y el audaz es un individuo que ama la realización personal y el placer de luchar y vivir. Es obvio que siempre habrá peligros en el nuestro camino, siempre habrá miedos e incertidumbres. Pero lo bueno de la audacia es que nos ayuda a resolver estas cuestiones, nos ayuda a superar todos los obstáculos. Brooke Knapp, una de las más distinguidas aviadoras de los Estados Unidos, antes de llegar a ser le tenía miedo a los aviones. Ella dice: “Yo empecé a volar porque me producía miedo hacerlo. Si uno da no el 90 %, ni el 95%, sino el ciento por ciento, puede realizar cualquier cosa. La mayor oportunidad de desarrollo está en sobreponernos a las cosas que nos causan miedo”.
Julio C. Cháves.
Erasmo de Rótterdam
La persona audaz jamás vuelve atrás. La audacia es lo que nos capacita para ser valerosos, atrevidos, osados. Dicho de otro modo, la audacia nos ayuda a adaptarnos a las circunstancias. Ser audaz nos permite luchar contra el viento, contra los imposibles. Ningún cobarde jamás logró nada. Porque la cobardía es lo contrario a la audacia; conduce al fracaso y a la frustración. Hay un refrán que dice: “El que arriesga, gana”. Y se puede decir que ser audaz es también correr riesgos, seguir hacia la meta fijada aunque tengamos que transitar un camino de incertidumbre. Si no asumimos riesgos jamás tendremos éxito. Si nos limitamos siendo negativos, cobardes, temerosos, nunca podremos realizar nuestros sueños, nuestras aspiraciones. Porque saber vivir es saber luchar, comenzar una y otra vez, levantarse después de cada caída.
El gran escritor Ralph W. Emerson en sus “Éticas literarias”, expresó: “Los hombres muelen y muelen en el molino de un axioma y lo único que sale es lo que allí se puso. Pero en el momento mismo que abandonan la tradición por un pensamiento espontáneo, entonces la poesía, el ingenio, la esperanza, la virtud, la anécdota ilustrativa, todo se precipita en su ayuda”. La audacia nos conduce a la creatividad, a las grandes empresas. Hay que enfrentar los obstáculos y superarlos. Si uno se cae debe volver a levantarse y debe seguir luchando, luchando, luchando. Adoptar una actitud audaz es imprescindible para resolver los problemas de la vida, y convertir de este modo los problemas en oportunidades para crecer, tener ideas, ser mejor personas. La audacia es una actitud mental y una predisposición de ánimo, que nos trae paz, seguridad, realización exitosa. E. Stanley Jones argumentó: “Cuando la vida te dé una patada, ¡que esa patada te lance hacia delante!”.
Muchas veces nuestros problemas nos derrotan, n o porque sean grandes, sino porque nosotros los enfrentamos con cobardía, apatía y negativismo. En cambio, cuando le ponemos el pecho a la balas, ahí nos mantenemos en pie. De hecho, los tiempos de lucha no son eternos. Si persistimos en poseer una actitud mental audaz cuando vengan tiempos mejores podremos disfrutar de una mejor vida. Sin lugar a dudas, la audacia es una forma de luchar. Al ser audaces superamos las incertidumbres, los miedos, las limitaciones. El hombre audaz entiende que la lucha es tan placentera como el momento de la victoria final. Hay mucha diferencia entre un cobarde y una persona audaz. La diferencia es que el cobarde es amante del fracaso y la frustración. Y el audaz es un individuo que ama la realización personal y el placer de luchar y vivir. Es obvio que siempre habrá peligros en el nuestro camino, siempre habrá miedos e incertidumbres. Pero lo bueno de la audacia es que nos ayuda a resolver estas cuestiones, nos ayuda a superar todos los obstáculos. Brooke Knapp, una de las más distinguidas aviadoras de los Estados Unidos, antes de llegar a ser le tenía miedo a los aviones. Ella dice: “Yo empecé a volar porque me producía miedo hacerlo. Si uno da no el 90 %, ni el 95%, sino el ciento por ciento, puede realizar cualquier cosa. La mayor oportunidad de desarrollo está en sobreponernos a las cosas que nos causan miedo”.
Julio C. Cháves.
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