lunes, 31 de agosto de 2009

La sencillez de tener un propósito

El ser humano tiene un profundo afán de complicar las cosas. En vez de buscar la sencillez busca lo complicado, lo torcido, la confusión. Nada le satisface. En suma, la falta de un propósito de vida hace que la vida sea un caos. Cuando el ser humano no tiene a Dios en el corazón lo único que encuentra en su andar diario es confusión y complicaciones. Creo que es imprescindible que sepamos cual es nuestro propósito en la vida. Únicamente si entendemos hacia donde vamos experimentaremos gozo y felicidad.
Pues bien, la pregunta es: ¿Dónde encontramos un propósito de vida? ¿Cuál es el sentido de nuestra existencia? En su famoso libro Una vida con propósito, el pastor Rick Warren dice: “Sin Dios la vida no tiene propósito y sin propósito la vida no tiene sentido. La vida sin sentido no tiene significado ni esperanza. La tragedia más terrible no es morir, sino vivir sin propósito. Vivir con propósito nos lleva a un estilo de vida más sencillo y a un plan de actividades más saludable. La Biblia afirma: “Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada; hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene”. Te lleva también a tener tranquilidad: “Al de propósito firme guardarás en perfecta paz, porque en ti confía”.
Tener un propósito consiste en saber discernir lo que es necesario e importante, es tener la capacidad de entender cual es la voluntad de Dios para con nosotros. En fin, tener un propósito es saber simplificar las cosas de la vida y hacer que lo complejo se vuelva sencillo. La sencillez de tener un propósito elimina lo superficial y tiende hacia la fe, la armonía interior y la confianza en Dios. Se evita así el mal y el pecado que acompañan, casi de forma inevitable, a la complicación y el fracaso. La sencillez de propósito no es simplicidad, es tener fe para simplificar los problemas más complejos, es tener fe para desenredar aún las cuerdas más enredadas. El afán por complicar las cosas es señal de falta de sabiduría, pero tener un propósito es señal de madurez, fe, confianza en Dios. Nuestro Padre Celestial lo tiene todo bajo control, tiene contados hasta los cabellos de nuestra cabeza, aún aquellos que se nos caen. Albert Einstein dijo: “Dios no juega a los dados”. Es decir, Dios no cree en el azar, él lo tiene todo bajo control.
La sencillez de tener un propósito es una herramienta poderosa que estimula la inteligencia y nos allana el camino hacia la bendición. Sencillez de propósito es tener fe, es hablar lo que esperamos, es tener buen juicio, paciencia y racionalidad. La complicación es torcida e incomprensible, pero el propósito es claro y definido, es también sosiego, paz, confianza, esperanza, en definitiva, puerta abierta hacia la bendición. El cristiano sabio y sencillo, habla fe, confiesa victoria, expresa gozo y felicidad. La sencillez de tener un propósito de vida nos ayuda a aprovechar lo útil y alcanzar así la visión clara de la realidad que lleva al perfeccionamiento de uno mismo.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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