La grandeza de una persona no pasa por lo económico. La grandeza de una persona pasa por la fe y el tamaño de los sueños. La Biblia dice que todo lo que hagamos nos saldrá bien y donde vayamos prosperaremos. Si queremos ser bendecidos por Dios tenemos que declarar bendición. Confesemos las promesas de Dios. Dice la palabra que hemos sido enriquecidos en todo. Todo lo que hagamos nos saldrá bien. Nuestro Dios suplirá todo lo que nos falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo. Dios nos ha dado sabiduría y donde vayamos nuestro Dios irá delante nuestro como poderoso gigante abriendo caminos. La fe no nos hace negar la realidad, la fe nos hace confesar las promesas de Dios.
Si queremos ser bendecidos tenemos que hacer cambios. En las aguas estancadas crecen todo tipo de bichos y reptiles, pero en las aguas que corren nace todo tipo de vegetación. Pongamos la fe en acción. No esperemos que las oportunidades golpeen a nuestra puerta, vayamos nosotros a buscar las oportunidades. Busquemos ser bendecidos. Cambiemos los hábitos que nos han hecho fracasar por hábitos que nos hagan ser bendecidos. Acciones, hagamos cosas que nos expandan y nos lleven hacia delante. Si queremos ser bendecidos también tenemos que ayudar a que otros sean bendecidos. Nadie puede solo. La Biblia dice que dos personas son mejores que una, porque si una cae la segunda la levantará. No seamos egoístas, ayudemos a otros y seremos bendecidos. Dios nos bendecirá y seremos de bendición.
Dios puso los recursos dentro de nosotros. No esperemos nada de nadie. Nuestra fuente es Dios. Levantémonos y resplandezcámonos porque ha venido nuestra luz que se llama Dios. Si queremos algo nuevo en nuestras vidas no sigamos con lo viejo. Aprendamos cosas nuevas, hagamos cosas nuevas. Lo de ayer nos sirvió para ayer, pero para hoy necesitamos lo de hoy. Accionemos la fe. Focalicémonos en nuestro sueño y abrámonos a lo nuevo y seremos bendecidos.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
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