sábado, 5 de abril de 2008

El motor del apego


¿Tu felicidad depende de tu casa, tu auto, tus seres queridos? ¿Qué importancia le das a tus propiedades? ¿Qué lugar ocupan en tu corazón las cosas y las personas? Si tu felicidad depende de tus pertenencias estas en problemas. Y la raíz de tus problemas es el apego. La amenaza de pérdida despierta ansiedad, y la pérdida ocasiona tristeza, angustia. El mantenimiento de estos vínculos de apego con las cosas y las personas es considerado como una fuente de seguridad que permite tolerar esos sentimientos. Según John Bowlby, gran exponente y fundador de la teoría del apego, existe una necesidad humana universal para formar vínculos afectivos estrechos. Y además de formas vínculos con las personas, los seres humanos también formamos vínculos con las cosas, las pertenencias. Anthony de Mello dijo que “el mundo esta lleno de sufrimientos; y que la raíz del sufrimiento es el apego; la supresión del sufrimiento es la eliminación del apego”. La sociedad, la cultura secular en la cual vivimos dice que si tenemos valemos, pero lo cierto es que el valor de una persona no depende de lo que tiene sino de lo que es.

Mucha gente hace que su felicidad dependa de lo que tiene. En consecuencia, cuando pierden lo que tienen, entonces viene el sufrimiento. Pasa esto porque se aferran a los efímero, a lo que tienen. No digo que este mal tener, lo que si es dañino para nuestra alma es el apego. La publicidad, las modas, nos ordenan que consigamos cosas, objetos, aparatitos para ser felices. Por esto es materialismo y el consumismo son una forma de vida. Hay personas que desean un auto y cuando logran comprárselo, se sienten felices. Ahora, pregunto: ¿y si lo perdieran? Conozco gente que creía que su felicidad dependía de cosas que tenían, entonces cuando perdieron eso que tanto amaban, perdieron su felicidad. Indudablemente al apego a las cosas conduce al sufrimiento.
El motor del apego es la ignorancia. El filósofo Aldous Huxley dijo una vez: “La ignorancia es vencible. No queremos saber algo; por eso no lo sabemos.” La ignorancia nos hace creer que las cosas que tenemos duran para siempre, cuando en realidad ganamos y perdemos constantemente. La gente fracasada es aquellas que quiere ganar pero no esta dispuesta a perder. Hace poco leí un libro titulado Fracasos exitosos, donde el autor Bernardo Stamateas dice que si queremos alcanzar del éxito debemos estar dispuestos a perder muchas veces. De hecho, al éxito llegamos después de haber transitado por el camino del fracaso. Pues bien, lamentablemente mucha gente se apega al éxito y como no hay éxito que dure mucho tiempo, entonces cuando llega el fracaso, también vienen la angustia, la depresión y la tristeza.
El que es verdaderamente libre no se apega. En cambio, el ignorante se apega, es esclavo de la megalomanía y la extravagancia. Si queremos tener, si pretendemos darle el verdadero valor a algo o alguien no debemos apegarnos. En la vida nada es para siempre. Por esto cuando el sacerdote o pastor casa a una pareja, dice: “Hasta que la muerte los separe”. Un filósofo dijo que no nos bañamos dos veces en el mismo río. Es que el río va cambiando, el agua corre, sigue su curso. El apego es el motor de la ignorancia. Las cosas en este mundo son efímeras. El único eterno e inmutable es Dios. Los seres humanos somos como la niebla que aparecemos por un corto tiempo y desaparecemos. Como dice la Biblia: “Polvo somos y al polvo volveremos”.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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