jueves, 20 de marzo de 2008

Nuestro cordero pascual


Podría decirte que la Pascua consiste en regalarles un huevito de Pascua a tus hijos, dejar de comer carne y así quedaríamos todos felices. Pero tengo que contarte que el verdadero significado de la Pascua tiene que ver con la conmemoración de la resurrección de Cristo. Tradicionalmente a la semana anterior a la Pascua se le llama Semana Santa, la cual comienza para los católicos el Domingo de Ramos, lo cual conmemora la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén. Así pues, lo más importante de la Pascua es el mensaje redentor de Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y nos libera de nuestros egoísmos. Dicho en sencillo, la Pascua representa al Cristo resucitado que permite que los creyentes podamos nacer de nuevo y ser salvos por medio de la fe. El apóstol Pablo expreso el poder de la resurrección con este intenso texto: “Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria”. (Colosenses 3:1,4 NVI).


La Pascua es el acontecimiento histórico más importante de la historia humana ya que la muerte y la posterior resurrección de Cristo significan el rescate y la rehabilitación del hombre caído. Este sublime acontecimiento no entendemos mejor al evocar la Pascua Judía, fiesta que Israel festejaba tradicionalmente y que los judíos festejan actualmente, la cual representa la liberación del pueblo Judío de Egipto. Ahora, Cristo le dio a la Pascua un nuevo significado que hemos expuesto líneas arriba. El sacrificio de Cristo, nuestro cordero pascual no solo abarca al pueblo judío aisladamente, sino que abarca también a los gentiles, a nosotros, todos los seres humanos sobre la faz de la tierra. En al Antiguo testamento los israelitas fueron liberados del ángel exterminador por obedecer la orden divina de matar un cordero y untar con su sangre el dintel de la puerta, asimismo nosotros somos liberados de la muerte espiritual por untar nuestras vidas con la sangre de Cristo, nuestro cordero pascual. Finalmente el apóstol Pablo vuelve a decirnos: “Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos.16 Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.17 Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él”. (Colosenses 3:15-17 NVI).

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

1 comentario:

Fabio Pereyra dijo...

Julio, muy de acuerdo con tu optica, tenemos tanto marketing comercial alrrededor de estas fechas que nos olvidamos de lo mas importante.
Justamente habia posteado algo similar en mi blog.

Saludos

Fabio Pereyra