miércoles, 19 de marzo de 2008

Padres fantasmas


Vivimos en una época en la que los padres están más preocupados por mirar un partido de fútbol, automovilismo o cualquier otra pavada, en vez dedicarse a la crianza y educación de sus hijos. Muchos padres como no pueden dedicarles tiempo a sus hijos, les dan cosas y con esto pretenden reemplazar el amor. En vez de dejarles un legado, quieren dejarles cosas. Se la pasan haciendo zapping, consumiendo basura televisiva, y sus hijos andan por ahí haciendo cualquiera. Después se quejan de que sus hijos consumen drogas, fuman porros o andan afanando. Creo que estos son padres fantasmas, padres triviales, frívolos, que lo aceptan y permiten todo, pero que carecen de criterios sólidos. Estos camaleónicos prototipos de padres piensan únicamente en ganar plata porque dicen que esta es la única manera de alcanzar reconocimiento social. Piensan que lo importante es pasarla bien sin restricciones, aunque mueran los ideales, y se viva una vida sin sentido. Como la ética permisiva sustituyo su moral, no tiene un criterio ético bien formado, lo cual hace que lo único que les transmitan a sus hijos sea maldición, consumo, permisividad y relativismo.

Estos padres fantasmas deberían preguntarse, ¿Qué legado les están dejando a sus hijos? ¿Cuál será la huella que permanezca en la mente de ellos? ¿Cómo les gustaría que sus hijos y nietos los recuerden en el futuro? Mientras que los padres fantasmas toman como ejemplo a gente exitosa que solo busca dinero, los padres que quieren implicarse en la educación de sus hijos deben enseñarles la importancia del trabajo, el ahorro y un criterio equilibrado sobre el dinero. Además deben entender que los bienes materiales no son todo en la vida y que muchos son tan pobres que solo tienen dinero. Mientras que los padres fantasmas tienen su mente en los negocios y en compromisos relacionados con el trabajo, los padres responsables buscan pasar tiempo en casa, conviviendo con sus hijos, conversando, ayudando que sus hijos vayan formándose con un concepto claro y sólido sobre el bien y el mal. Entonces, cuando un hijo es educado en valores, cuando le ofrezcan un porro, va a saber decir que no. Indudablemente la presencia de los padres en el hogar consolida la paternidad y ofrece un modelo a los hijos que indefectiblemente demandan modelos y los cuales actúan por imitación.

  • Cuando los hijos conviven con un padre fantasma no se sienten queridos y se pregunta una y otra vez: ¿Por qué mi viejo no me quiere? ¿Qué hice que mi viejo se muestra indiferente, distante y solo se preocupa por si mismo? Además de surgir preguntas también surgen sentimientos de culpabilidad, lo cual es la semilla de conductas indeseables, rebeldías inexplicables, comportamientos desafiantes, búsqueda de sensaciones riesgosas, miedos, inseguridades y conflictos con respecto a la propia identidad. En la revista Salud Alternativa (Número 9), el Lic. Adrián Tucci refiere al siguiente texto sobre los principales errores que cometen los padres y además propone que deben hacer los padres ante tal circunstancia: “Muchos padres todavía tienen temor de estar con el bebé o el prejuicio de que debe ser "atendido" por su madre. Es deseable que la relación con el hijo comience apenas nace.
  • Algunos tienen una relación cariñosa con el chico hasta que se transforma en un adolescente. Entonces, en esa etapa se alejan, no saben qué hacer, o dejan de besarlo o hacerle alguna caricia. Es como si la ternura no estuviera permitida entre varones, ni siquiera entre padres e hijos. El muchachito se siente súbitamente abandonado.
  • Otras veces es el púber o el adolescente el que siente vergüenza del contacto físico con su padre y se retrae. Entonces, éste no perdona el rechazo y adopta una actitud hostil.
  • El padre se siente decepcionado porque su hijo no sigue sus gustos, sus inclinaciones, su cuadro de fútbol, su modo de ser.
    Es muy fuerte el mito del heredero, o del hijo que realizará el sueño paterno frustrado o que continuará con la tradición familiar.
  • El padre que critica la moda que sigue su hijo, su forma de hablar, la música que escucha o las películas que ve. Intenta inculcar que "todo tiempo pasado fue mejor".
  • En el otro extremo está el padre "amigo" que se mimetiza con su hijo adoptando formas adolescentes. No sabe poner límites y le cuenta sus problemas originando con esta actitud una gran confusión.

QUÉ HACER

  • Si tiene dudas o está desorientado busque dónde asesorarse. Muchos hombres desestiman la psicología porque prejuzgan que "es cosa de mujeres o personas débiles". No se sienta avergonzado de buscar información o consejo, los padres de antes no lo necesitaban porque habían aprendido en la experiencia un modelo aplicable. Esto ahora no existe.
  • Si la información no le basta, busque ayuda profesional. Nadie puede decirle qué debe hacer, pero sí pueden ayudarlo a pensar.
  • Hágale saber a su hijo que usted no está porque trabaja para poder alimentarlo, proveerlo y cuidarlo. Llámelo por teléfono desde su trabajo, y si es posible llévelo con usted aunque sea una vez. Suele ser una experiencia fascinante e inolvidable para los niños y que le confiere sentido a muchas cosas.
  • Aprenda a decirle "te quiero" a su hijo de tanto en tanto. Aunque le cueste. Si no puede escríbaselo.
  • Valore lo que el chico hace: el estudio, los deportes, su entretenimiento favorito. No lo juzgue ni lo critique. Si no comparte sus inclinaciones musicales no necesita aturdirse junto a él, simplemente hágale saber que sus gustos son distintos sin menospreciarlo.
  • Comprenda que su hijo vive en un mundo diferente, que no cumplirá con sus expectativas, que tendrá actitudes y pensamientos que no se parecen a lo que usted experimentó en esa edad.
  • Muchas veces los hijos necesitan simplemente ser escuchados, nada más. Y nada menos. Necesitan que se los escuche sin ser juzgados, sin ser criticados, sin consejos ni sermones”.

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar

No hay comentarios.: