martes, 18 de marzo de 2008

Los padres abandónicos


Los padres abandónicos son aquellos que se desentienden de la crianza y educación de sus hijos. En su ensayo La sociedad de los hijos huérfanos, el reconocido sociólogo y escritor Sergio Sinay analiza la vida de los chicos de hoy y dice que los padres de hoy carecen de autoridad, sienten culpa y carecen de todo límite. "Reciben bienes materiales, desconocen o tienen escaso contacto con la imposibilidad, la frustración, la pérdida, enfrentan pocos límites y están rodeados de adultos que se comportan como ellos, que en su vida pública pueden ser exitosos o envidiados, pero que se niegan a ser, además de adultos, maduros. Hoy se detecta en los padres una tendencia a la negligencia, al facilismo y al desentendimiento en lo relacionado con los hijos, que en muchos casos están siendo criados por la televisión basura, por una tecnología que banaliza sus mentes y alimentados con comida chatarra", dice Sinay.


Los hijos, principalmente cuando son niños y adolescentes, requieren que sus padres intervengan en su formación humana, de tal forma que los hijos lleguen a la adultez con un aparato mental sólido, bien formado, preparado para lidiar con las situaciones más diversas. Los padres deben entender que la hiperprotección contribuye a que la persona deje la pubertad con miedos y entren a la adultez con miedo ya que fueron criados como dentro de una caja de cristal. La sobreprotección hace que los hijos no estén preparados para los reveses de la vida y ante la menor frustración caen en el fracaso y la tristeza.
Así pues, la función de los padres abandónicos no tiene nada que ver con la protección sino con la desprotección y la indiferencia hacia sus hijos. Debido a depresiones crónicas, alteraciones mentales, o exceso de trabajo, muchos padres destinan muy poco tiempo a la convivencia familia y la comunicación con sus hijos. Creo que los padres deben ser conscientes de que al desentenderse de la crianza de sus hijos están maldiciéndolos. Los que tienen tal actitud abandónica hacia sus hijos, tendrían que seguir el ejemplo de un ejecutivo de alto rango de los Ferrocarriles Nacionales Japoneses que prefirió dimitir antes que separarse de su familia. El periódico citaba entonces las siguientes palabras del ejecutivo: “Cualquiera puede ser director general, pero yo soy el único padre que tienen mis hijos”.
Aunque los padres han sido negligentes y han contribuido a los problemas de conducta de sus hijos por desentenderse de su crianza y educación, esto no significa que no pueden mejor. Creo que si un padre se lo propone puede estar pendiente de lo que lo les pasa a sus hijos y puede mejorar su relación familiar. Si ponen empeño, trabajo, sacrificio y dedicación, y por supuesto, amor, contribuirán a que sus hijos entren a la adultez con una mente bien formada, preparada para los eventos de la vida. Entonces, si los hijos advierten la intervención de sus padres, le darán un significado de crecimiento y superación personal a los traumas existenciales, convirtiéndose en la adultez en ciudadanos ejemplares y sirven al bien común.


Julio césar Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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