Queridos hermanos: Espero que al recibo de esta nota se encuentren bendecidos por Dios en sus
vidas y ministerio. A continuación les adjunto esta reflexión a la cual Dios me llevó y me
estuvo ministrando en una etapa crucial de mi vida, produciendo en mí el hecho de poderme
enfocar en cual era mi verdadero propósito según nuestro Señor Jesucristo. Espero que también
les sea a ustedes de bendición para su edificación personal y a la vez, que a través de nuestros
contactos en las redes sociales, sea difundida a todos nuestros hermanos. Que nuestro Señor
Jesucristo les bendiga.
El autor.
Lo que Dios espera de mí
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda
solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida
eterna la guardará.
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si
alguno me sirviere, mi Padre le honrará.
(Juan. 12:24-26)
Todo en la vida demanda un precio. El que quiere ser médico, por poner un ejemplo, tiene que
estudiar combatiendo incluso el sueño, al igual que si nos antojamos por un objeto valioso el
cual no podemos pagar porque no tenemos el dinero, poseerlo demanda un sacrificio
económico, por lo que tenemos que abstenernos de muchas cosas por tal de reunir lo suficiente
para obtenerlo. Cuando analizamos el sacrificio de Cristo, nos damos cuenta que ese fue el
precio que el Padre tuvo que pagar por el amor que le tenía a la humanidad. Entonces si el
mismo Dios pagó con su sangre, por amor a nosotros, no caben dudas de que nosotros no
estamos exentos de un precio a pagar. Debemos entender que el hecho de que ahora seamos
libres del poder del pecado, no significa que ya no nos debamos a nadie sino más bien que
cambiamos de amo; por lo que seguimos debiéndonos a alguien, la única diferencia es que esta
nueva relación está basada en los principios del amor. Tal vez, sea esta la razón por la cual
muchos escogen no entregarse por completo a una vida de obediencia a Dios, quien es ahora
nuestro amo, lo que trae como consecuencia que muchos no creyentes en vez de acercarse a
Dios se alejen de Él. Querido lector, el cristiano está obligado por voluntad propia a seguir a
Cristo en todo, si queremos crecer espiritualmente y llegar a dar abundantes frutos tenemos,
como dice la escritura, que aborrecer nuestra vida en este mundo. Dios espera que nosotros le
demos todo nuestro tiempo, que al igual que el grano que muere al caer al suelo nosotros
hagamos morir al yo para que Él sea entronado en nuestros corazones y pueda usarnos para
gloria y honra de su nombre. Cuando ignoramos esta realidad simplemente no somos sinceros
en nuestra relación con Dios, entendamos que Él lo dio todo por nosotros y ahora nos toca hacer
lo mismo. Es de esta forma que la vida toma significado y propósito, no importa tu edad, t
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