domingo, 12 de agosto de 2007

Sobre la belleza interior


La belleza exterior es importante. Todos cuidamos nuestra apariencia. Si somos públicos la cuidamos mucho más todavía, ya que nuestro cuerpo es nuestra tarjeta de presentación ante los demás. Muchos dicen que la ropa es una prolongación de la personalidad. La ropa dice mucho sobre un individuo, porque lo retrata hacia fuera. Como una persona se viste es importante, pues la vestimenta refleja nuestro gusto, y la influencia que opera en nosotros la moda. La imagen estética de un individuo es importante. Cómo nos vestimos deja una huella en la mente de los demás. La ropa que usamos comunica a los demás nuestra forma de ser y de pensar, nuestro nivel social y nuestras preferencias estéticas.
Lo de afuera es importante, pero cuando lo de afuera es más importante que lo de adentro debemos abrir los ojos, pues quizás nos estamos tornando superficiales y huecos en el hombre interior. Creo que lo de adentro y lo de afuera, deben estar en equilibrio. Es verdad que la vida está compuesta por la apariencia y la realidad interior, pero creo que lo más importante es lo que tenemos adentro. Para mí, tener equilibrio entre la fachada exterior y el mundo interior, consiste en poner en primer lugar lo de adentro, sin descuidar lo de afuera. Así, pues, ¿cómo cuidamos nuestro hombre interior? ¿Cómo lo fortalecemos para que no seamos personas livianas, vulnerables e intrascendentes? Las respuestas a estas preguntas las tiene el Dr. Billy Graham que dice: “Los expertos nos dicen que la sociedad está enferma. Sus panaceas han procurado tratar la fragilidad humana ofreciéndole viviendas económicas, bienestar social, integración radical y racial y un condicionamiento sociológico. Pero estamos dándonos cuenta de que todo esto no es la respuesta total. El mundo necesita ser cambiado; la sociedad y la nación también. Pero nunca lograremos necesarios, mientras no cambiemos nosotros personalmente. (Interiormente) Y no vamos a cambiar mientras no nos contemplemos en el espejo de nuestra propia alma, haciendo frente con franqueza a lo que somos por DENTRO. Luego debemos reconocer sinceramente que hay un defecto en la naturaleza humana, una desviación inherente, que se desvía y se deriva de la rebelión natural del hombre contra Dios. En este momento no estoy predicando. Simplemente procuro que comprendas el por qué de tus actos. Pero también deseo mostrarte, finalmente, que sólo hallarás tus respuestas en una relación personal con Dios”.
Dios puede y quiere cambiar nuestro corazón. El verdadero cambio procede de adentro hacia fuera. En el ámbito físico tu corazón es la bomba que impulsa la circulación de la sangre. El corazón es uno de los órganos más importantes del cuerpo. La palabra corazón también se utiliza en la Biblia en sentido metafórico para referirse a los sentimientos y el hombre interior. Cuando el apóstol Pablo les escribió a los efesios: ‘Que habite Cristo por la fe en vuestros corazones’ (Efe. 3:17), se refiere a que cada persona debe entregarle el corazón a Dios para poder de esa manera tener vida interior y ser vivificado constantemente por el Espíritu Santo. Nuestra creencia en Dios debe involucrar todo nuestro ser. Debemos creer de todo corazón y la voluntad, las emociones, el intelecto y la apariencia exterior deben estar rendidos a nuestro Señor. Siempre debemos tener en cuenta que la vida tiene dos caras, pero que la más importante es lo de adentro, el corazón. Para poseer belleza interior debemos dejar que Dios penetre toda nuestra alma y corrija todo lo que está desordenado, ordene los conceptos que albergamos y nos oriente con su palabra para que nuestro corazón pueda funcionar equilibradamente. Romanos 10:8 dice: “Cerca de ti está la palabra en tu boca y en tu corazón…”.


Julio C. Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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