
“La numerología es un conjunto de creencias o tradiciones que establecen una relación mística entre los números y los seres vivos junto con las fuerzas físicas. Fue popular entre los primeros matemáticos, pero no se la considera ya disciplina matemática. La mayoría de científicos actualmente concuerdan en afirmar que la numerología es una pseudociencia, al igual que la astrología o la alquimia”. Esta pseudociencia tiene raíces milenarias que se extienden desde Caldea, Egipto, Grecia, China e India, y esta basada en el estudio de los números, de su simbolismo y significado oculto. Los estudiosos del tema dicen que al decodificar las letras del alfabeto empleado en los nombres de las personas, produce información precisa sobre cierta persona, aportando detalles de sus cualidades, naturaleza, creencias, carencias, virtudes y defectos. Es más, al estudiar la fecha de nacimiento a la luz de la numerología se devela el camino de la vida de una persona. Ahora, la Biblia en ningún pasaje dice que debemos interpretar la conducta humana basándonos en la fecha de nacimiento o en la edad de la persona.
Es más, siempre que se ambicione alcanzar algún tipo de conocimiento o lograr algún tipo de poder sobrenatural fuera del Dios de la Biblia estamos ante una práctica ocultista. La adivinación está expresamente prohibida por la Palabra de Dios en pasajes como Levítico 19:26, Deuteronomio 18:14 y 2 Reyes 17:17. Es cierto que en la palabra del Señor se utilizan ciertos números de modo simbólico y también es cierto que se le conceden cierta relevancia a cifras y fechas, pero también es cierto que se emplean dentro del contexto donde aparecen y esto no quiere decir que debemos interpretar estos números, fechas o cifras con el fin de describir algún secreto oculto o algún misterio. Interpretar estos números, fechas o cifras fuera de su contexto implica un error interpretativo, el cual esta íntimamente relacionado con el misticismo ocultista.
Muchas personas depositan su confianza en la numerología porque desean controlar sus vidas, pero la palabra de Dios en Eclesiastés 9:11 dice: “Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos”. En fin, en la vida suceden cosas inesperadas. Esto quiere decir que nadie puede predecir nuestro destino valiéndose de la fecha de nuestro nacimiento o la edad que tenemos. Los pronósticos de la numerología son puras mentiras y esta pseudociencia carece de basa científica, por lo cual no debe considerarse a esta práctica como un medio útil para buscar consejo ni orientar la vida humana. Es indudable que muchas cosas del cosmos se pueden explicar basándonos en fórmulas matemáticas, verificables, demostrables científicamente, pero otra cosa muy diferente es pronosticar el desenlace de la vida de una persona, utilizando la numerología como base para ello. En síntesis, es evidente que las interpretaciones numerológicas son inexactas, erráticas, y que se basan en factores, agentes, y cuestiones tan variables como el calendario y el idioma. Por lo tanto creer en la numerología es depositar la fe en lo absurdo.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
Es más, siempre que se ambicione alcanzar algún tipo de conocimiento o lograr algún tipo de poder sobrenatural fuera del Dios de la Biblia estamos ante una práctica ocultista. La adivinación está expresamente prohibida por la Palabra de Dios en pasajes como Levítico 19:26, Deuteronomio 18:14 y 2 Reyes 17:17. Es cierto que en la palabra del Señor se utilizan ciertos números de modo simbólico y también es cierto que se le conceden cierta relevancia a cifras y fechas, pero también es cierto que se emplean dentro del contexto donde aparecen y esto no quiere decir que debemos interpretar estos números, fechas o cifras con el fin de describir algún secreto oculto o algún misterio. Interpretar estos números, fechas o cifras fuera de su contexto implica un error interpretativo, el cual esta íntimamente relacionado con el misticismo ocultista.
Muchas personas depositan su confianza en la numerología porque desean controlar sus vidas, pero la palabra de Dios en Eclesiastés 9:11 dice: “Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos”. En fin, en la vida suceden cosas inesperadas. Esto quiere decir que nadie puede predecir nuestro destino valiéndose de la fecha de nuestro nacimiento o la edad que tenemos. Los pronósticos de la numerología son puras mentiras y esta pseudociencia carece de basa científica, por lo cual no debe considerarse a esta práctica como un medio útil para buscar consejo ni orientar la vida humana. Es indudable que muchas cosas del cosmos se pueden explicar basándonos en fórmulas matemáticas, verificables, demostrables científicamente, pero otra cosa muy diferente es pronosticar el desenlace de la vida de una persona, utilizando la numerología como base para ello. En síntesis, es evidente que las interpretaciones numerológicas son inexactas, erráticas, y que se basan en factores, agentes, y cuestiones tan variables como el calendario y el idioma. Por lo tanto creer en la numerología es depositar la fe en lo absurdo.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
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