martes, 28 de agosto de 2007

El poder de la paciencia


Esta es una época de impaciencia. La gente no soporta los contratiempos ni las dificultades. Los matrimonios, las amistades, los noviazgos, las empresas, se disuelven por causa de la impaciencia. Los filósofos, por su parte, dicen que “la paciencia es la constancia valerosa que se opone al mal, y a pesar de lo que sufra el hombre no se deja dominar por él”. Por otra parte, la Biblia dice que la paciencia es la espera confiada en la intervención liberadora de Dios. En fin, la paciencia cristiana tiene que ver con perseverar en la esperanza. La paciencia es una virtud que actualmente brilla por su ausencia. Las personas corren a un ritmo trepidante. Los impacientes brincan de lugar en lugar. El que siembra exige una cosecha inmediata. Todo es a las apuradas. Y lamentablemente, por causa de no tener paciencia, muchos sufren y fracasan. Hace poco oí una canción de una banda de rock que decía: “En el mundo de las redes,Las maquinarias sombriasNo dejan de fabricar órdenes,La lentitud ya no existe,Cien mil opresiones por segundoY los segundos son infinitos.Red de television numerizadaY de transferencias bancarias,Las maquinas extienden su miradaSobre la faz del abismo,Alimentandose con hambre de futuro,Del lenguaje de nuevas genereciones”. (Logos, Generación Mutante, 1996).
La paciencia es la virtud que nos permite soportar los problemas, es importante desarrollarla porque es esta virtud la cual nos ayuda a esperar en Dios. Santiago 1:4 dice: “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seais perfectos y cabales”. En el libro de los hechos se cuenta que Pablo y Silas entonaron cánticos de alabanza estando encarcelados y por ser pacientes en medio de la prueba, Dios los uso para evangelizar al carcelero. Es cierto que Dios muchas veces habla con voz tronante como hablo en el monte sinaí, pero también es cierto que muchas veces su voz es como silbo apacible y delicado, tal cual como la escucho el profeta Elías. Los artistas saben lo que es la paciencia. Miguel Angel, el gran artista del renacimiento, conocía experimentó en carne propia el poder de esta virtud. Los historiadores cuenta que tardó mucho tiempo en darles los últimos toques a sus obras maestras. Cierto amigo que lo visitaba seguido siempre le preguntaba: -¿Qué has hecho hoy Miguel? A lo que Miguel Angel decía: -Hoy he perfeccionado un detalle de la mano, he mejorado la nariz de una de mis esculturas, he corregido un ojo. –Pero esas son bagatelas-decía su amigo. –Pero la perfección de hace de bagatelas-decía Miguel Angel. La vida esta constituida de pequeños detalles. Cierta vez leí una frase que dice que las puertas grandes giran sobre visagras pequeñas. La paciencia es una virtud que cultivan muy pocos. Cuando pasemos por circunstancias desagrades debemos recordar que todo contribuye para nuestro bien. Romanos 5:3 dice: “también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia”.
Julio césar cháves juliogenial@hotmail.com

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