domingo, 3 de junio de 2007

Farándula urbana y gurúes mágicos.


En este mundo global, universalista, hay de todo. Tenemos pirámides, la Torre Eyffel, la estatua de la Libertad, el Arco del Triunfo, en definitiva, los juguetes nos sobran. Ah, también hay satélites de todas las nacionalidades. Y además, como si todo esto fuera poco, al compararnos con los egipcios, esos genios en matemáticas, arquitectura, y filosofía, somos indeciblemente superiores. A comparación nuestra, los egipcios son unos mediocres. Ellos no disponían de lo que poseemos nosotros. En su tiempo no había ni teléfonos celulares, ni Internet, ni computadoras. La nuestra, es una contemporánea brillante aldea global. Somos mejores, eso es al menos lo que aparentamos en toda la historia de la civilización humana.
Sin embargo, aunque parezca en apariencia que somos superiores, lo cierto es que somos más animales que todos los dictadores que nos antecedieron. Ante nosotros desfilan los políticos corruptos que pululan mentiras sin parar y nosotros conspiramos con nuestro silencio. Hoy por hoy, prevalecen los falsos profetas que tienen en su pecho el disti9ntivo del Show, que es el facilismo y la adulación sofismática. También hay “pastores”, entre comillas por si no te diste cuenta, que viven de los pobres y ,lo único que presentan en sus mensajes es un dios que se parece mucho al genio de la lámpara de Aladino, ya que solo hay que pedirle lo que uno necesite y al instante, tenemos, como por arte de magia, lo que necesitamos.
Todos pululan. Algunos utilizan la Biblia para sacarles a los pobres las últimas monedas que les quedan en los bolsillos. ¿Estos son verdaderos líderes? Por favor, no nos hagamos los ciegos. Es tiempo de que llamemos a las cosas por su nombre. El engaño es engaño, aunque luzca una hermosa envoltura. Argentina ha sido engañada. La gente común ha sido engañada. Los cristianos hemos sido engañados. ¿Quienes son los engañadores? Los políticos que dicen mentiras y se enriquecen ilícitamente. Los predicadores que en sus mensajes presentan a un dios sonriente y mágico, que no demanda de sus seguidores una conducta irreprochable, sino que por el contrario, lo único que demanda de ellos es una buena contribución al alfolí. Los falsos profetas que, como periodistas de espectáculo, gesticulan mensajes, humanamente inspirados en, que dicen que el mundo se va a complicar para todos, excepto para los cristianos consagrados. Para todo este tipo de gente –como dijo Pata Villanueva- “Ser hipócrita y diplomático es un arte”. En la Argentina de hoy el lema de toda la farándula urbana es: “Figuración o muerte. Todo para mí y nada para los demás”.
¿Así vamos a mejorar? ¿Con esta farándula corrupta pretendemos salir adelante? ¿Con estos líderes que ejercen su vocación por dinero? Hasta cuando vamos a fingir que somos ciegos. Es verdad que todos somos seres de carne y hueso, y tenemos errores, pero la ‘fechoría voluntaria’ es engaño y punto. Que no se malentienda: no estoy descartando a los verdaderos profetas, a los verdaderos pastores y a los verdaderos políticos. Únicamente estoy criticando constructivamente a los engañadores para que se dejen de mentir, de pulular mentiras y de ser falsas fuentes de inspiración. Ya estamos cansados de gurúes mágicos, de dioses de hueso y carne. Ya no queremos al mundo embustero, que promete felicidad y no puede darla. Al fin y cabo Salomón tenía razón cuando dijo: “Hay tiempo en el que el hombre se enseñoreará del hombre para mal suyo”. (Eclesiastés 8:9).
Julio C. Cháves.
Escritor78@yahoo.com.ar

1 comentario:

juanma dijo...

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