viernes, 8 de junio de 2007

Esclavos del pesimismo.


Nuestro modo de pensar determina nuestra conducta. Esto es justamente lo que estudia la programación neurolinguistica. Algunos piensan en positivo, es decir hablan bien se si mismos y de los demás, y en consecuencia viven vidas victoriosas, positivas, constructivas, y otros son pesimistas, ven siempre el lado negativo, hablan mal de si mismos y también juzgan y critican a otros, percibiendo únicamente lo malo de las cosas. Emerson dijo que los pensamientos son la antesala de la acción. Los médicos dicen que los que son positivos viven más tiempo y disfrutan más de la vida. Por el contrario, los pesimistas, afirman los médicos, particularmente los cardiólogos, viven menos tiempo, se enferman con frecuencia, no disfrutan de la vida y son más proclives a los problemas cardiovasculares. Vale decir, entonces, que lo que pensamos afecta no solamente nuestras mentes sino también nuestros cuerpos. En su ensayo Una vida fascinante, la Dra. Elizabet Lukas, expresó a este respecto: “Pesimismo es excitación superflua y desaliento paralizante, es irradiación deprimente, es la interpretación falta de fantasía de si mismo y del mundo, en el sentimiento de estar perdido en un mundo que se convierte en un constante fastidio. Personas pesimistas sufren más, viven peor, dramatizan innecesariamente, no resuelven problemas y no tienen amigos. En cambio, los optimistas poseen una fe. Tienen fe en si mismos, en su tarea, en el mañana, en la existencia de la esperanza. Creen que las heridas sanaran y que los errores se pueden enmendar. Creen en lo bueno de sus semejantes y que las frustraciones son las excepciones”.
Si de veraz deseamos disfrutar de nuestra vida debemos cultivar un lenguaje positivo, pensando lo positivo y percibiendo lo bueno de todas las cosas. A través de la programación neurolinguistica, que es el arte y la ciencia de ordenar la propia vida por intermedio de la modificación del modo de pensar e interpretar la realidad, debemos ir programando nuestros pensamientos, y comunicándonos con el mundo circundante de una manera asertiva, optimista, pertinente, lo cual nos capacita para sacar provecho de nuestras elecciones de vida, separando lo accesorio de lo importante, dándoles prioridad a las cosas y personas que realmente tiene importancia. Los pensamientos negativos producen deterioro en nuestras vidas, nos inducen a tomar malas decisiones, limitan nuestro potencial, aleja a los demás y hace que no podamos formar relaciones interpersonales positivas. El negativismo nos roba la paz y nos aleja de la felicidad que tanto anhelamos. Dios en Filipenses 4: 8 dice que debemos pensar en todo lo positivo, en todo lo bueno, en todo lo que es digno de alabanza. El apóstol Pablo escribió a los Filipenses en el pasaje antes citado que la manera de pensar condiciona el comportamiento humano. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Finalmente voy a contarles algunos ejemplos de personas que lidiaron con el pesimismo y se opusieron a él. Durante el 1900, muchos afirmaron y ridiculizaron a los hermanos Wrigth ya que ellos decían que harían que la humanidad pudiera volar desafiando a la gravedad. Nadie les creía. Sin embargo, aunque muchos científicos opinaban que se estaba desperdiciando dinero y tiempo en estos locos experimentos de la aviación, un día, en un campo llamado Kitty Hawk, en Carolina del Norte, estos hermanos pusieron ese aparato de mal aspecto en una pista lanzaron a la humanidad al cielo. Otro ejemplo es el caso de Albert Einstein que no aprendió a hablar hasta los cuatro años, y no supe leer hasta los siete y sin embargo, no se rindió y formuló teorías científicas muy importantes. El maestro de música de Beethoven dijo que como compositor no había esperanza para este muchacho, pero Beethoven no le prestó oído a lo que dijo su maestro y la música que hizo ya todos la conocen. Tomas Edison no tuvo gran éxito en la escuela, sin embargo, siguió adelante y debido a su denodada perseverancia inventó el fonógrafo, fue el precursor del moderno gramófono, como también de la lámpara incandescente y en 50 años de inventos obtuvo más de 1000 patentes para sus inventos. Enrico Caruso, cantante de ópera italiano, oyó decir a su profesora que él no tenía voz para cantar, pero de todos modos llegó a ser un de los mejores cantantes de ópera de su país. Walt Disney trabajaba de periodista, pero lo despidieron porque lo consideraban como a una persona sin talento, sin buenas ideas, pero la historia es testigo de su talento, de sus dibujos animados, de su creación de historietas y de sus personajes cinematográficos que le han dado celebridad. También todos conocemos el caso de Henry Ford que inventó el primer automóvil. Madame Curie inventó la radio. Benjamín Franklin inventó el pararrayos, la batería eléctrica y el anteojo que lleva su nombre y además, como si esto fuera poco, escribió importantes obras de ciencia, moral y economía política. Y también en 1860 fue presidente de los Estados Unidos. Todos estos personajes históricos lidiaron el pesimismo, con circunstancias negativas y vencieron, llegando a tener éxito y prestigio. “Estamos atribulado en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos”. (2 Corintios 4:8,9).

Julio césar cháves
juliogenial@hotmail.com

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