Que Dios nos de algo implica también una responsabilidad. Dios nos da muchos bendiciones, pero algún día nos pedirá explicaciones de lo que hicimos con lo que él nos dio. Recibir de Dios es fácil, pero emplear lo que Dios nos da con responsabilidad es otra cosa muy diferente. Si Dios nos da algo es porque quiere que hagamos lo que el quiere. Lucas 12:48 dice: “a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. O sea, Dios nos da muchas cosas, pero él pedirá cuentas de todo lo que hemos hecho con sus bendiciones. A todos los seres humanos Dios nos ha dado talentos, dones, capacidades diferentes, nos las dio para que le sirvamos y seamos de bendición para otros. Todos hemos sido bendecidos por Dios desde nuestro nacimiento. Y el haber sido bendecido por Dios implica responsabilidad. Toda persona tiene la responsabilidad de amar a Dios y amar a los demás como se ama a si mismo. La actitud de mezquindad y egoísmo a Dios no le agrada. Él quiere que con todo lo que él nos ha dado sirvamos en su reino, sirvamos a nuestros semejantes y seamos felices. A mayor bendición mayor responsabilidad. Dos autores griegos famosos dijeron a este respecto: Sófocles afirmó: “Vivir con nobleza o de lo contrario morir con nobleza acompaña a una cuna ilustre”. Eurípides también expresó: “El de cuna noble ha de enfrentarse a su destino de manera noble”. En síntesis, si somos bendecidos por Dios, entonces debemos bendecirlo a él que es el dador de toda dádiva y de todo don perfecto, y al mismo tiempo debemos bendecir a los demás. El que ama a Dios y sabe que tiene dones, habilidades, talentos, que Dios ha depositado en él, cada vez que se presente la oportunidad y sea conveniente utilizará lo que Dios le dio para ser de bendición y honrar la grandeza de su creador.
A Dios no le agradan los perezosos, los apáticos, los indiferentes, los ególatras. Cada uno debe valorar lo que Dios le dio y emplearlo en su reino. Dios nos dio para que demos, nos llamo para que hagamos el bien. Los que han recibido regalos de Dios y los han utilizado en su propio beneficio deben tener en cuenta Lucas 3:9 donde dice que el hacha esta puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado en el fuego. Es nuestra responsabilidad como cristianos desarrollar y cultivar nuestros dones para perfeccionarnos en el servicio de los demás. La práctica hace al maestro. Si ponemos empeño y voluntad, superándonos cada día, podremos dar y hacer el bien cada día mejor, entonces Dios nos seguirá bendiciendo porque si nuestro Señor sabe que hemos empleado en su reino lo que él nos ha dado, seguirá dándonos más porque sabe que sus bendiciones están en manos de gente responsable. Servir a Dios no quiere decir que tenemos que estar todo el tiempo en la iglesia. Servir a Dios significa estar dispuestos a dar de lo que él nos ha dado todo el día. Martín Lutero dijo que el trabajo de ama de casa no es menos sagrado que el ministerio de los clérigos o los predicadores. A Dios le servimos sirviendo a los demás. Los cristianos somos los responsables de cómo empleamos todo lo que Dios nos ha dado. Le pertenecemos a Dios. Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces”. Alguien dijo que no somos más de lo que Dios es dentro de nosotros. Si queremos ser grandes delante de Dios, entonces debemos menguar y morir a nosotros mismos para Cristo crezca en nuestros corazones y tome el control de todas las áreas de nuestra vida. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33) Con nuestros talentos, dones, habilidades, creatividad, inteligencia, dinero, tenemos la responsabilidad y la obligación de hacer algo por aquéllos que nos rodean, y que no tuvieron la suerte de recibir estos mismos talentos. De la misma forma, los que nos rodean tienen que emplear sus dones y capacidades diferentes para bendecirnos. Entonces, si cada da de lo que tiene con responsabilidad, amor a Dios y al prójimo, podemos decir que cuando el Señor venga le vamos a poder decir con confianza que hemos invertido todo lo que él nos ha dado en su reino. Así, de esta manera, Dios nos felicitará diciéndonos: “Siervo fiel, entra en el gozo de tu Señor”.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
A Dios no le agradan los perezosos, los apáticos, los indiferentes, los ególatras. Cada uno debe valorar lo que Dios le dio y emplearlo en su reino. Dios nos dio para que demos, nos llamo para que hagamos el bien. Los que han recibido regalos de Dios y los han utilizado en su propio beneficio deben tener en cuenta Lucas 3:9 donde dice que el hacha esta puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado en el fuego. Es nuestra responsabilidad como cristianos desarrollar y cultivar nuestros dones para perfeccionarnos en el servicio de los demás. La práctica hace al maestro. Si ponemos empeño y voluntad, superándonos cada día, podremos dar y hacer el bien cada día mejor, entonces Dios nos seguirá bendiciendo porque si nuestro Señor sabe que hemos empleado en su reino lo que él nos ha dado, seguirá dándonos más porque sabe que sus bendiciones están en manos de gente responsable. Servir a Dios no quiere decir que tenemos que estar todo el tiempo en la iglesia. Servir a Dios significa estar dispuestos a dar de lo que él nos ha dado todo el día. Martín Lutero dijo que el trabajo de ama de casa no es menos sagrado que el ministerio de los clérigos o los predicadores. A Dios le servimos sirviendo a los demás. Los cristianos somos los responsables de cómo empleamos todo lo que Dios nos ha dado. Le pertenecemos a Dios. Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces”. Alguien dijo que no somos más de lo que Dios es dentro de nosotros. Si queremos ser grandes delante de Dios, entonces debemos menguar y morir a nosotros mismos para Cristo crezca en nuestros corazones y tome el control de todas las áreas de nuestra vida. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33) Con nuestros talentos, dones, habilidades, creatividad, inteligencia, dinero, tenemos la responsabilidad y la obligación de hacer algo por aquéllos que nos rodean, y que no tuvieron la suerte de recibir estos mismos talentos. De la misma forma, los que nos rodean tienen que emplear sus dones y capacidades diferentes para bendecirnos. Entonces, si cada da de lo que tiene con responsabilidad, amor a Dios y al prójimo, podemos decir que cuando el Señor venga le vamos a poder decir con confianza que hemos invertido todo lo que él nos ha dado en su reino. Así, de esta manera, Dios nos felicitará diciéndonos: “Siervo fiel, entra en el gozo de tu Señor”.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
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