sábado, 2 de junio de 2007

Sin unidad no hay bendición.


Si en el pueblo de Dios no hay unidad, tampoco hay bendición. Así como en la trinidad hay unidad, en la iglesia debe haber unidad. En génesis 1:26 leemos: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Dios hablo en plural refiriéndose a la trinidad, es decir que él, aunque es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo al mismo tiempo, es uno y no hay división en él. Si Dios, aunque es tres personas a la vez, es armónico y es uno en si mismo, los cristianos debemos seguir su ejemplo, buscando la unidad y la armonía entre todos los miembros del cuerpo de Cristo. Cuando hay armonía y amor entre los cristianos, entonces, la presencia de Dios viene, trayendo liberación y bendición. Si los cristianos se ponen de acuerdo y oran juntos al Señor, el reino de Dios es manifestado en su iglesia y hay milagros y bendición en abundancia. Mateo 18:19,20 dice a este respecto: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi padre que está en los cielos. Porque donde hay dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Cuando Dios dijo que si dos o tres personas se ponen de acuerdo él estaría en medio de ellos, se refirió a la unidad y armonía en la iglesia. Actualmente en la iglesia hay muchas divisiones y pleitos que alejan la presencia de Dios y nos conducen a la maldición. Muchos pastores han tomado el control de sus iglesias y han dejado de lado la presencia de Dios. De igual forma que Sansón no se había dado cuenta de que la presencia de Dios se había alejado de él, muchos pastores están sin el respaldo de Dios y todavía no se han dado cuenta. La palabra del Señor dice que un reino dividido no perdura sino que llega a su fin. Esto mismo pasa con una iglesia dividida, simplemente no perdura sino que deteriora y se va destruyendo a si misma. El Señor dijo en su palabra que él resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. Donde esta el orgullo, la autosuficiencia y la soberbia Dios no esta. Dios esta donde hay unidad y humildad. Dios esta donde las personas son como niños que dependen totalmente de su Padre Celestial. La iglesia del siglo XXI busca estrategias proselitistas con el fin de ganar adeptos, pero falta unidad y eso es lo que ha alejado la bendición de Dios. Lamentablemente en estas últimas décadas ha habido muchas divisiones y pleitos entre pastores, líderes, hermanos de las iglesias, entonces la presencia de Dios se ha alejado y por esta causa abundan las familias destruidas, los adulterios, los jóvenes no se casan y los cristianos en general no le encuentran el sentido a la vida. Antes de ser entregado Jesús oró al padre para que seamos perfectos en unidad. (Juan 17:23).
Mateo 12:25 expresa: “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”. Donde hay división hay destrucción. Alguien dijo que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones. Donde hay unidad hay bendición. Es así de sencillo. La palabra de Dios es fácil de entender. Somos nosotros los cristianos los que la complicamos y sacamos las cosas de contexto. Es más, si las fuerzas del mal estaría divididas ya estarían en el infierno. Pero la realidad es que el diablo y sus secuaces están organizados, trayendo destrucción en todos los aspectos de la vida. La desunión lleva a la debilidad, a los escasos recursos, a la pobre material y espiritual, a la miseria económica y moral. Proverbios 11:29 afirma: “El que turba su casa heredará viento”. Cuando Dios es la prioridad de la iglesia todos los miembros tienen armonía entre si. Claro que todos los cristianos somos diferentes ya que tenemos dones, talentos, habilidades diferentes, pero de todos modos nos respetamos y estamos en unidad porque todos ocupamos un lugar y cumplimos un rol en el cuerpo de Cristo. Primera de Corintos 12:4-7 dice: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”.
Cuando la iglesia de Jesucristo se una y vaya hacia el mismo lado, que es la predicación del evangelio, entonces la iglesia será restaurada, sanada, bendecida. Mientras no hay humildad y unidad, el Señor no moverá su mano. Claro que seguiremos yendo a la iglesia y las emociones nos harán creer que Dios esta entre nosotros, pero los milagros y las verdaderas bendiciones del cielo, que son los nuevos convertidos, estarán ausentes. Donde hay unidad y amor entre los cristianos, abundan los milagros del Señor y se agregan progresivamente nuevos convertidos a la iglesia del Señor. En tanto los pastores se preocupen por construir bellísimos templos y comprar propiedades, pero no se preocupen por unirse a sus hermanos en la fe, entonces las verdaderas bendiciones del Señor no estarán presentes. Sin unidad no hay bendición. Antes de ser crucificado, Jesús oró al Padre de esta forma: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mi por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tu me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”. (Juan 17:20-23).

Julio césar cháves
juliogenial@hotmail.com

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