El nombre hebreo Josué, significa, Jehová salva. Los eruditos suponen que tenía ochenta y cinco años cuando reemplazó a Moisés y tardó unos siente años en conquistar la tierra prometida, dedicando completamente el resto de su vida a colonizarla y gobernar las doce tribus de Israel. Después de liderar a Israel por veinticinco años, Moisés murió a los ciento diez años de edad. Los relatos del libro de Josué reanudan la historia del pueblo de Dios a partir de la muerte de Moisés, último acontecimiento que relata Deuteronomio. El libro de Josué se divide en tres secciones: A)-La conquista de Canaán. (caps. 1 al 12). B)-La partición del país de Canaán entre las tribus. (caps. 13 al 22). C)-El discurso de despedida de Josué y su muerte. (caps. 23, 24). Como dije al principio, el nombre hebreo Josué es Jehová salva y la forma griega del nombre Josué es Jesús, que significa salvador. Entonces, vale decir que Josué tipifica a Jesús. Según primera de Corintios 10: 6,11, los eventos del éxodo, del desierto y la conquista de canaán, tipifican nuestras experiencias espirituales. Egipto representa el mundo, el desierto el pecado y la conquista de la tierra prometida representa nuestras conquistas espirituales.
Jesús es nuestro Josué. Así que podemos habitar y descansar en nuestra tierra prometida porque nuestro Josué ya ha derrotado a nuestro enemigo y nos ha dado la victoria. (Hebreos 3:12; 4:11). En Jesús andamos de victoria en victoria y el mismo Dios que hizo caer los muros de Jericó y detuvo el sol, es el mismo Dios que controla nuestro tiempo y hace caer los muros de limitaciones que nos impiden desarrollar nuestro potencial como cristianos. En su ensayo Libres de la gente, Bernardo Stamateas, cuenta: “Dios le dijo a Josué: “Mira que te mando que te esfuerces y que seas valiente, no temas ni desmayes, y nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él y todo lo que hagas te saldrá bien”. Josué tenía cinco libros (se refiere al Pentateuco) y Dios le dijo que si meditaba con cinco todo le saldría bien; nosotros tenemos sesenta y seis, si Josué con cinco todo lo que hacía le salía bien, imagínate lo que podemos hacer nosotros con sesenta y seis. Meditar quiere decir en hebreo “hablar”, y en el griego, en el nuevo testamento, literalmente quiero decir poner una cosa sobre otra. Tenés que meditar en las cosas de Dios, hablar las cosas de Dios dentro tuyo, no hables lo que hace el otro. Medita en lo positivo, la palabra de día y de noche, declara la palabra y siempre tu atmósfera estará sana, bendecida y prosperada”. (Páginas 192,193).
No estamos solos. Nuestro Josué esta con nosotros. Él es nuestro líder espiritual y debemos confiar en él y conquistar espiritualmente. Josué 5:13-15 cuenta la historia del encuentro entre Josué y el varón con la espada desenvainada, que era un ángel del Señor. Dios envió uno de sus ángeles (Mensajeros) para manifestar su presencia a su siervo Josué, diciendole que el lugar que estaba pisando era santo. Después de muchas sangrientas batallas, luego de siete años, Josué conquistó la tierra prometida que se extendía desde Cadesbarnea hasta el valle del Líbano y derrotó a 31 reyes. (Josué 12:24). Nuestro Josué ha derrotado a todos sus enemigos y los ha puesto debajo de nuestros pies. Así pues, para tener victoria en nuestras experiencias espirituales, debemos esforzarnos, ser valientes y meditar en la palabra de Dios, ya que únicamente de esta manera seremos bendecidos. Jesús, nuestro Josué, dijo: “Escrudiñad las escrituras; porque en ellas tenéis la vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mi”. (Juan 5: 39). Meditar en la palabra de Dios y ponerla en práctica, nos capacita para transitar este laberíntico mundo, sacando provecho de nuestras elecciones de vida en esta complicada y difícil realidad humana. Los que males que aquejan a la humanidad y a los individuos han evolucionado, pero nuestro Dios se nos rebela diariamente a través de su palabra, que tal forma que confiemos en nuestra única vía de escape que es Jesucristo. En Cristo hay conquistas espirituales, pero él requiere de nosotros una previsión diaria y fresca de su gracia, la cual optemos por intermedio de la oración, el estudio de las sagradas escrituras y la comunión con nuestros hermanos en la fe. Las conquistas espirituales de ayer no bastan para lograr los triunfos de hoy. Es menester estar en contacto con nuestro Josué todos los días ya que él es el camino al Padre y la garantía de nuestras cotidianas conquistas espirituales. “Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie”. (Josué 1:3).
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
http://www.juliochaves.blogspot.com/
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