lunes, 5 de marzo de 2007

Sin tetas no hay paraíso.


Sin tetas no hay paraíso, es una telenovela colombiana basada en el libro homónimo de Gustavo Bolívar, guionista de cine y televisión. En la telenovela, editada también en formato DVD, se cuenta la historia de una adolescente llamada Catalina de 17 años de edad que vive en un humilde barrio de la ciudad de Pereira al cual llegan proxenetas que ofrecen dinero a las mujeres a cambio de favores sexuales, Catalina tiene la necesidad de adquirir tetas más grandes, como los de sus amigas, para poder agradar a los traficantes y así poder acceder a la plata de estos, por lo que busca el modo de conseguir el dinero para hacerse la intervención quirúrgica de los implantes de silicona en el pecho sin importar las consecuencias físicas y morales de sus actos. Lo importante para ella es adquirir tetas más grandes y poder ocupar un merecido espacio social. Al igual que la chica de esta telenovela muchas jóvenes y adolescentes están dispuestas a travestir sus cuerpos con el objeto de ser percibidas por los demás y así obtener favores de toda índole.
Actualmente están de moda las mujeres con rasgos femeninos exagerados. Así como los travestis que portan cuerpos rellenos de siliconas y curvas súper exageradas, las mujeres que quieren fama, dinero y poder mediático transforman sus cuerpos totalmente hasta convertirse en mutantes con tal de llamar la atención de los tipos con guita. Esto no pasa únicamente en las telenovelas, en los programas de tele o en el teatro de revista sino también en la vida cotidiana. Conozco el caso de la suegra de un amigo se que hizo las lolas y de la mujer de un amigo que también se hizo una lipo porque decía que se veía mal. Las mujeres de hoy estan sofisticadas. Pasa todo esto porque las mujeres se miran en el espejo equivocado. Quieren travestir sus cuerpos porque se desprecian a si mismos. Un refrán dice: “Las tetas son como los juguetes, están hechas para los niños pero en realidad quien juega con ellas son los padres”.
Lamentablemente los hombres contribuimos a que las mujeres se conviertan en mutantes travestidos ya que ante un escote prominente perdemos la cabeza, será por instinto que lo hacemos o no, pero el cuerpo de la mujer vende. Eso lo saben bien los publicistas que estan todo el tiempo mostrándonos piel femenina, haciendo que las mujeres vendan su dignidad a cambio de billetes. En fin, debe ser cierto que sin tetas no hay paraíso…

Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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