viernes, 9 de marzo de 2007

Nada más que amor.


C. S. Lewis dijo: “Al afecto se debe el noventa por ciento de toda felicidad sólida y duradera”.



El amor es curativo. Sana el cuerpo y sana el alma. Con amor todo es posible. Para que sepas lo importante que es el amor; voy a contarte una historia de dos hermanitas. Ellas nacieron prematuramente. Las pusieron en incubadoras separadas y una de ellas se enfermó gravemente. Le salvó el reencuentro con su hermana. Kyrie y Brielle Jackson dejaron su refugio en el útero de mamá Heide para tomar su primera bocanada de oxigeno doce semanas antes de lo previsto. Los médicos las ubicaron en incubadoras separadas para que, con la ayuda de la ciencia, pudieran completar su crecimiento.
Los cuidados fueron intensivos. Pero la evolución no era la esperada. Mientras Kyrie, la más grande, dormía placidamente, Brielle comenzó a tener serios problemas. La pequeña respiraba mal, su corazón latía con mucha dificultad y perdía mucho peso. Se emplearon todos los recursos tecnológicos para salvarla, pero ella los rechazaba. Finalmente, una enfermera recordó una técnica especial que tenía en cuenta algo que hasta ese memento los especialistas habían ignorado: el Amor. Así, las herramientas fueron ubicadas una al lado de la otra. Brielle se arrimó a Kyrie y el milagro se produjo. En poco tiempo, la niña comenzó a mejorar y pronto las mellizas Jackson estuvieron en casa. Ahora, crecen felices, comparten la cuna y nadie se atreve a separarlas. Es que el afecto que las une fue el único remedio que curó todos los males, el sentimiento que las mantuvo vivas. (Fuente: Revistas Conozca Más).
El amor es un aliciente curativo. Cuando hay amor se disipan los odios, la amargura, la desesperanza, el miedo, el dolor, las dudas, etc. Con palabras impregnadas de amor se puede lograr muchísimo. Cuando hay amor se rompen las fronteras que nos separan. Nada es más fuerte que el afecto. Sin amor la vida se complica. Nada puede lograrse sin amor. Porque el amor hace que lo negativo desaparezca. N o es casual que las mellizas Jackson se hayan curado. No es casual que Kyrie abrazó a su herramienta Brielle y la pequeña haya recobrado sus ganas de vivir. No es casual que el amor las haya curado. No en vano digo que el amor es gozo y ganas de vivir. El amor, en efecto, impone la sujeción de todo el ser al orden y a la armonía del vivir, exige una victoria franca sobre las fuerzas del egoísmo y la maldad. El amor nos obliga a salir hacia los demás y en vez de llorar estérilmente sobre nuestras ruinas, sembramos la felicidad a nuestro alrededor. Amar es vivir en la luz del bien. Porque los que odian la luz del bien portan pupilas enfermas de vanidad y egotismo. El amor es el único camino conducente a la felicidad. Sin amor nada es fuerte. Ser afectivos es la mejor manera de vivir. Bertrand Russell afirmó: “El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos afectos que, a su vez, lo convierten a él en objeto de interés y el afecto de otros muchos”.

Julio C. Cháves.

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