En su libro Amor, asombroso amor, la sobreviviente de un campo de concentración nazi, Corrie Tem Boom, dijo que la fe es como un radar. Ella cuenta que en una ocasión fue pasajera de un barco que atravesó una densa niebla y que no se veía ni siquiera el agua que circundaba el barco, pero gracias a radar el capital de la nave sabía la ubicación exacta de su embarcación. La pantalla del radar delataba la presencia de otros barcos pese a la espesa niebla. La fe, dijo la autora, es como un radar que nos permite saber la ubicación exacta de Dios pese a las espesas circunstancias que muchas veces nos rodean. La fe es nuestra radar espiritual que nos permite saber que Dios esta con nosotros, interviniendo a nuestro favor pertinentemente. Con nuestros ojos físicos podemos ver hasta el horizonte pero con los ojos de la fe podemos ver mucho más lejos. Podemos percibir el mundo espiritual. No hay que esperar la respuesta de Dios para confiar en él, hay que confiar en él para que vengan las respuestas. El ciego Bartimeo utilizo el radar espiritual ya que arrojó su capa y fue hacia donde estaba Jesús. El maestro le dijo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego dijo: Señor, deseo recuperar la vista. Entonces, Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino”. (Marcos 10:46-52). Jesús advirtió que Bartimeo estaba utilizando el radar espiritual y lo bendijo. Hechos 26:18 dice: “…para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz”.
Un psiquiatra dijo que para ser razonablemente felices necesitamos cuatro elementos, que son: amor, trabajo, cultura y espiritualidad. Y creo que estos elementos son válidos pero para el cristiano la fe es lo más importante. Sin fe es imposible acercarse a Dios. Necesitamos utilizar el radar, la fe, ya que es lo único que nos permite saber y entender que Dios esta con nosotros pese a las espesas circunstancias de la vida. Los psicólogos dicen que no podemos creer en algo que no tiene un objeto de culto. Pero la realidad es que la fe funciona como un radar. No podemos ver para ver sino creer para ver. Eso es la fe. Hay que creer para ver. Cuando Dios le dijo a Noé que vendría un diluvio universal, Noé no preguntó que era un diluvio sino que le creyó a Dios porque tenía el radar encendido. Noé creyó y después vino el diluvio. “Y Noé…hizo conforme a lo que Dios le mando”. (Génesis 6:22). Tanto Bartimeo como Noé emplearon el radar de la fe. No esperaron las respuestas para confiar en Dios, confiaron en Dios y vinieron las respuestas. En una oportunidad le preguntaron a gran psicólogo William james, cuando era aún profesor de Harvard, cuál consideraba que era el descubrimiento del siglo en el campo del desarrollo humano. Entonces, el psicólogo dijo: “Hasta ahora se pensaba que para actuar había que sentir. Hoy se sabe que el sentimiento aparece cuando empezamos a actuar. Este es para mí el descubrimiento más importante en el campo del desarrollo humano”. Este psicólogo tendría que haber citado hebreos 11:1 y tal vez hubiera evitado parafrasear este versículo de la Biblia. Hebreos 11:1, 33,34, dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. “…por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en la batalla, pusieron en fuga ejercito extranjeros”. Hay que creer para ver. Hay que confiar en Dios y vienen las respuestas. La niebla puede ser densa. Tal vez ni siquiera vemos a nuestro alrededor, pero Dios esta en control. Dios es nuestra fuente de gozo. En su presencia hay plenitud de gozo, delicias a su diestra. El es inmanente. Llega a nuestra vida cuando más lo necesitamos. Y prometió que estará con nosotros siempre.
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
Un psiquiatra dijo que para ser razonablemente felices necesitamos cuatro elementos, que son: amor, trabajo, cultura y espiritualidad. Y creo que estos elementos son válidos pero para el cristiano la fe es lo más importante. Sin fe es imposible acercarse a Dios. Necesitamos utilizar el radar, la fe, ya que es lo único que nos permite saber y entender que Dios esta con nosotros pese a las espesas circunstancias de la vida. Los psicólogos dicen que no podemos creer en algo que no tiene un objeto de culto. Pero la realidad es que la fe funciona como un radar. No podemos ver para ver sino creer para ver. Eso es la fe. Hay que creer para ver. Cuando Dios le dijo a Noé que vendría un diluvio universal, Noé no preguntó que era un diluvio sino que le creyó a Dios porque tenía el radar encendido. Noé creyó y después vino el diluvio. “Y Noé…hizo conforme a lo que Dios le mando”. (Génesis 6:22). Tanto Bartimeo como Noé emplearon el radar de la fe. No esperaron las respuestas para confiar en Dios, confiaron en Dios y vinieron las respuestas. En una oportunidad le preguntaron a gran psicólogo William james, cuando era aún profesor de Harvard, cuál consideraba que era el descubrimiento del siglo en el campo del desarrollo humano. Entonces, el psicólogo dijo: “Hasta ahora se pensaba que para actuar había que sentir. Hoy se sabe que el sentimiento aparece cuando empezamos a actuar. Este es para mí el descubrimiento más importante en el campo del desarrollo humano”. Este psicólogo tendría que haber citado hebreos 11:1 y tal vez hubiera evitado parafrasear este versículo de la Biblia. Hebreos 11:1, 33,34, dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. “…por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en la batalla, pusieron en fuga ejercito extranjeros”. Hay que creer para ver. Hay que confiar en Dios y vienen las respuestas. La niebla puede ser densa. Tal vez ni siquiera vemos a nuestro alrededor, pero Dios esta en control. Dios es nuestra fuente de gozo. En su presencia hay plenitud de gozo, delicias a su diestra. El es inmanente. Llega a nuestra vida cuando más lo necesitamos. Y prometió que estará con nosotros siempre.
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
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