En la película Click, se cuenta la historia de Michael Newman, un arquitecto que trabaja demasiado, a la espera de que su jefe se decida a hacerle socio de la empresa. Tiene una bella mujer, Donna y dos hijos que anhelan pasar más tiempo con su padre. Luego de trabajar casi toda la noche, Michael busca con frustración el mando de la televisión entre los múltiples controles remotos que hay en el living de su casa. Como no lo encuentra, decide salir a buscar un mando universal que le permita manejar todos los aparatos y llega a una tienda donde Morty, un excéntrico empleado, le da un mando experimental que cambiará su vida radicalmente. Morty no bromeaba y, además de manejar todos los aparatos, Michael descubre cómo también permite hacer callar al perro, pasar a toda velocidad una pelea con su mujer o retroceder en el tiempo momentos que ya han sucedido. Pero antes de que Michael se dé cuenta, el mando está programando su vida y decidiendo qué momentos experimenta y cuáles se pierde. Sólo entonces, Michael comienza a darle la importancia que merece a cada instante de su trepidante vida.
Interpretada por Adam Sandler, en el rol de Michael Newman, la película aborda el tema del paso del tiempo y nuestra instalación en la realidad cotidiana. A veces corremos tan rápido que nos olvidamos de muchas cosas. Nos gustaría tener el absoluto control de nuestras vidas. Nos gustaría poder evitar todas las enfermedades, problemas y dificultades que se nos presenten en la vida. Pero de este modo estaríamos viviendo en automático como el protagonista Michael Newman que con tal de evitar contratiempos y lograr el éxito cuanto antes utiliza el control mágico, logrando el éxito tan ansiado pero al mismo tiempo perdiendo tiempo de su vida, perdiendo momentos importantes con sus seres queridos, con sus hijos, con sus padres, y con su amada esposa Donna. Sabemos que los autos deben detenerse a cargar gasolina para poder continuar. Sabemos que el nadado debe sacar la cabeza del agua para poder tomar aire y poder seguir nadando. Pero de todos modos corremos, vamos a toda velocidad. Y nos perdemos la vida. Pasa el tiempo y la muerte hace acto de presencia y nuestros seres queridos se van sin avisar. Decimos que no tenemos tiempo para las cosas importantes y esto nos hace perder en la velocidad y el ruido mundanal.
Al final de la película Michael Newman, el exitoso arquitecto, se da cuenta de que ha perdido mucho y que no puede recuperarlo. Ha perdido a su esposa que se fue a los brazos del profesor de natación de uno de sus hijos. Perdió a su padre. Tiene éxito, pero perdió lo que tiene valor. De súbito Michael Newman aparece acostado en la gran tienda donde fue a comprar el mágico control universal. Esta despierto. Únicamente él sabe por la experiencia que ha pasado. Únicamente él sabe cuanto ha desperdiciado su tiempo en vanidades, dejando de lado a sus seres queridos. Una vez despierto Michael sale a toda velocidad en su auto a buscar a sus padres y decirle que los ama entrañablemente. Luego vuelve a su casa a besar a sus hijos y a su amada esposa. Todo cambió para él. Ya no es el mismo. Ya no necesita el control mágico. Lo único que necesita es abrir sus ojos y contemplar a sus amados seres queridos que siempre han estado ahí pero que con tanto trabajo no se daba cuenta de que lo que buscaba estaba muy pero muy cerca de él.
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
Interpretada por Adam Sandler, en el rol de Michael Newman, la película aborda el tema del paso del tiempo y nuestra instalación en la realidad cotidiana. A veces corremos tan rápido que nos olvidamos de muchas cosas. Nos gustaría tener el absoluto control de nuestras vidas. Nos gustaría poder evitar todas las enfermedades, problemas y dificultades que se nos presenten en la vida. Pero de este modo estaríamos viviendo en automático como el protagonista Michael Newman que con tal de evitar contratiempos y lograr el éxito cuanto antes utiliza el control mágico, logrando el éxito tan ansiado pero al mismo tiempo perdiendo tiempo de su vida, perdiendo momentos importantes con sus seres queridos, con sus hijos, con sus padres, y con su amada esposa Donna. Sabemos que los autos deben detenerse a cargar gasolina para poder continuar. Sabemos que el nadado debe sacar la cabeza del agua para poder tomar aire y poder seguir nadando. Pero de todos modos corremos, vamos a toda velocidad. Y nos perdemos la vida. Pasa el tiempo y la muerte hace acto de presencia y nuestros seres queridos se van sin avisar. Decimos que no tenemos tiempo para las cosas importantes y esto nos hace perder en la velocidad y el ruido mundanal.
Al final de la película Michael Newman, el exitoso arquitecto, se da cuenta de que ha perdido mucho y que no puede recuperarlo. Ha perdido a su esposa que se fue a los brazos del profesor de natación de uno de sus hijos. Perdió a su padre. Tiene éxito, pero perdió lo que tiene valor. De súbito Michael Newman aparece acostado en la gran tienda donde fue a comprar el mágico control universal. Esta despierto. Únicamente él sabe por la experiencia que ha pasado. Únicamente él sabe cuanto ha desperdiciado su tiempo en vanidades, dejando de lado a sus seres queridos. Una vez despierto Michael sale a toda velocidad en su auto a buscar a sus padres y decirle que los ama entrañablemente. Luego vuelve a su casa a besar a sus hijos y a su amada esposa. Todo cambió para él. Ya no es el mismo. Ya no necesita el control mágico. Lo único que necesita es abrir sus ojos y contemplar a sus amados seres queridos que siempre han estado ahí pero que con tanto trabajo no se daba cuenta de que lo que buscaba estaba muy pero muy cerca de él.
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
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