viernes, 16 de marzo de 2007

George Orwell, Adous Huxley y thomas Hobbes.

Tanto Orwell como Huxley predicen en sus obras de ficción una sociedad automatizada, controlada por élite y obviamente tiránicas, donde no hay libertad individual. George Orwel en su obra “1984” predice una sociedad donde los seres humanos aman la esclavitud de estar sometidos a otras personas. Por su parte, Aldous Huxley en “Un mundo feliz”, prevé una sociedad donde la ciencia juega a ser Dios y donde los seres humanos compiten por poder y por la droga. Thomas Hobbes escribió una obra llamada el “Leviatán”. T. Hobbes la llamó “leviatán” porque es una palabra que se refiere a una bestia monstruosa que domina, manipula y se come a todos. La frase más conocida de Hobbes es: “El hombre es un lobo para el hombre”. Hobbes dice que el ser humano no es bueno sino que propende a hacer el mal por placer y que tiende a la destrucción de todo lo bueno y busca la destrucción del prójimo. “Homo homini lupus: el hombre es un lobo para el hombre”.
Estos tres autores, en sus particulares obras, describen ciudades que yacen bajo la crueldad de los hombres hacia otros hombres. En estas memorables obras el mal está presente en toda su plenitud. La clave es todos contra todos. Hombres que hablan como humanos pero que se comportan como animales destructivos y cruentos, infrahumanos. Los humanos no son buenos, pues naturalmente tienden hacia el mal de los demás. Los hombres no piensan lo bueno, ni lo equitativo, ni lo mejor para nadie. El lema es: “Yo primero, yo segundo, yo tercero”. En su obra el “Leviatán” Thomas hobbes describe de la siguiente manera la naturaleza del hombre: “Cuando los hombres viven sin un poder común que establezca limites, se hallan en la condición que se denomina guerra, y esta es una guerra de todos contra todos. En tal situación, no es posible ninguna actividad productiva, puesto que el futuro no esté asegurado, y, en consecuencia, consiguientemente no hay agricultura, ni navegación, ni comercio, ni conocimiento alguno de la faz de la tierra, ni artes, ni letras, ni sociedad. La vida del hombre es entonces solitaria, menesterosa, y apenas difiere de la vida animal…”.
El mal ha estado presente en todos los géneros literarios, en el hombre, en la sociedad, en el corazón de cada ser humano. Las envidias, los celos, las ambiciones, los deseos malignos y malintencionados, las vanidades individuales y colectivas. Rosseau dijo: “Rico o pobre, poderoso o débil, todo ciudadano ocioso… (La maldad humana es ociosa) es un bribón”. Los hombres controlan a los hombres para mal suyo. El hombre progresa por fuera, pero por dentro va en camino hacia el infierno, hacia la animalidad, hacia la muerte, hacia el “Leviatán”. 3 Juan 11 nos advierte:”… no imites lo malo, sino lo bueno…”.
El Dr. Billy Graham al referirse al mal, escribió: “Tenemos que convencernos. Vivimos en un mundo que anda al revés. Los hombres odian cuando deben amar. Pelean entre si cuando deberían ser amigos. Los hombres guerrean cuando deben ser pacíficos, hieren cuando deben curar, roban cuando deben compartir, hacen el mal cuando deben hacer el bien. Una vez vi un payaso de juguete que tenia una pesa en la cabeza. En cualquier posición que se lo colocara, siempre terminaba cabeza abajo. El hombre es así en su estado de ser no regenerado. Puede intentar lo que quieras con él, y siempre vuelve a estar “patas arriba”. Es por hombre que anda al revés, un hombre que anda derecho parece anormal. Para un pecador, un hombre justo es una rareza, una anomalía. La bondad del cristiano es un reproche al malvado; y el que anda derecho destaca la posición al revés del hombre mundano”.

Julio C. Cháves.

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