“Un puñado de vida buena vale por un bushel de erudición”, dijo George Herbert. He leído muchos libros y he hablado con personas inteligentes, instruidas, capaces, pero las personas de buen corazón superan a todas estas personas. En el corazón de las personas sencillas residen los valores. Las personas de buen corazón son las más extraordinarias. De individuos comunes, considerados por muchos, ignorantes, incultos, pobres, he escuchado las cosas más profundas. No es mi intención menospreciar al que sabe o entiende algo. No digo que este mal instruirse o adquirir algún tipo de conocimiento. Lo que digo es que a veces los conocimientos nos dividen, nos separan y nos convierten en feroces animales individualistas. A veces las respuestas a las preguntas fundamentales se hallan en la sencillez de los valores. No hace falta teoriza o dar una conferencia sobre axiología sino que simplemente practicar los valores dice mucho de una persona, tal vez lo dice casi todo. Mientras muchos buscan solucionar sus problemas de formas sofisticadas las personas sencillas resuelven sus problemas sencillamente aún en las circunstancias más aciagas. Somos sabios cuando valores la sencillez del corazón por sobre todas las cosas. La intelectualidad no dice nada de una persona. Hay personas muy listas que no saben lo que es el amor. Por esto el camino de la sencillez generalmente es transitado por personas que no tienen muchos estudios ni están atados por el individualismo y la competencia utilitarista. Lo extraordinario reside en el camino de la sencillez.
Actualmente se cree que una persona es exitosa si tiene dinero, poder, progreso externo. De esta manera es fácil sobresalir ya que con el solo hecho de ser corrupto podemos convertirnos en personas ricas, exitosas. Total los valores no importan. El que intenta hacer las cosas por derecha es probable que no logre ganar mucha plata, salvo que cobre una herencia o saque el prode. La realidad es que el éxito que tiene que ver con la superficie es progreso exterior, simplemente es una cáscara. Lo correcto seria medir a las personas por la sencillez y por el hecho de los valores que ponen en practica. Los hombres con valores son los que deberían impartir la justicia. Pero lo cierto es la justicia hoy por hoy no es justicia sino que la balanza se inclina a favor del mejor postor. Los valores hacen que las personas sean sencillas y de buen corazón. “Los valores morales, dijo Hume, son sociales y universales. Constituyen el partido de la humanidad contra el vicio y el desorden, su enemigo común”.
De Epicteto se cuenta que al recibir la visita de un brillante y reconocido orador, que iba a Roma a actuar en un proceso, pero que deseaba conocer antes algunas ideas de la filosofía del estoico. Epicteto recibió fríamente a su visitante porque no creía en su sinceridad.
-Lo único que pretendes es criticar mi estilo-le dijo-, no conocer nuevos principios.
-Bien-repuso el orador-,pero si me atengo a ellos no seré más que un simple mendigo como tu, sin hacienda y sin tierras.
-No las necesito-replicó Epicteto-,y además, eres más pobre que yo, después de todo. Dueño o no dueño, ¿qué te importa? Tu te preocupas. Soy más rico que tu. Yo no me preocupo de lo que el César piensa de mi. Yo no adulo a nadie; he ahí lo que tengo, en lugar de tu vajilla de plata y oro, tienes vasos de plata y oro, pero razones y principios y apetitos de barro. Mi mente es para mi un reino y me provee de abundancia y dichosa ocupación en lugar de tu empecinada ociosidad. Todos tus bienes me parecen pequeños pero los míos me parecen grandes. Tu deseo es insaciable y el mío esta satisfecho. Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
Actualmente se cree que una persona es exitosa si tiene dinero, poder, progreso externo. De esta manera es fácil sobresalir ya que con el solo hecho de ser corrupto podemos convertirnos en personas ricas, exitosas. Total los valores no importan. El que intenta hacer las cosas por derecha es probable que no logre ganar mucha plata, salvo que cobre una herencia o saque el prode. La realidad es que el éxito que tiene que ver con la superficie es progreso exterior, simplemente es una cáscara. Lo correcto seria medir a las personas por la sencillez y por el hecho de los valores que ponen en practica. Los hombres con valores son los que deberían impartir la justicia. Pero lo cierto es la justicia hoy por hoy no es justicia sino que la balanza se inclina a favor del mejor postor. Los valores hacen que las personas sean sencillas y de buen corazón. “Los valores morales, dijo Hume, son sociales y universales. Constituyen el partido de la humanidad contra el vicio y el desorden, su enemigo común”.
De Epicteto se cuenta que al recibir la visita de un brillante y reconocido orador, que iba a Roma a actuar en un proceso, pero que deseaba conocer antes algunas ideas de la filosofía del estoico. Epicteto recibió fríamente a su visitante porque no creía en su sinceridad.
-Lo único que pretendes es criticar mi estilo-le dijo-, no conocer nuevos principios.
-Bien-repuso el orador-,pero si me atengo a ellos no seré más que un simple mendigo como tu, sin hacienda y sin tierras.
-No las necesito-replicó Epicteto-,y además, eres más pobre que yo, después de todo. Dueño o no dueño, ¿qué te importa? Tu te preocupas. Soy más rico que tu. Yo no me preocupo de lo que el César piensa de mi. Yo no adulo a nadie; he ahí lo que tengo, en lugar de tu vajilla de plata y oro, tienes vasos de plata y oro, pero razones y principios y apetitos de barro. Mi mente es para mi un reino y me provee de abundancia y dichosa ocupación en lugar de tu empecinada ociosidad. Todos tus bienes me parecen pequeños pero los míos me parecen grandes. Tu deseo es insaciable y el mío esta satisfecho. Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
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