
Un dato significativo del estudio rebeló que rebajar las expectativas totalmente no beneficia en nada a la pareja sino que por el contrario tiende a destruirla. Claro que el matrimonio no es totalmente felicidad, pero si es posible altos niveles de satisfacción. EFE.-Algunas parejas recién casadas se beneficiarían a largo plazo si esperaran tiempos difíciles en lugar de imaginarse que el futuro será de color de rosa, según un estudio.Los resultados del estudio, publicados por la revista "Journal of Personality and Social Psychology", contrarían los consejos de quienes creen que las parejas siempre deberían tener grandes expectativas para su matrimonio."A largo plazo es importante que los dos tengan un conocimiento apropiado de los puntos fuertes y las debilidades de su relación", añadió antes de indicar que "la satisfacción disminuye cuando las expectativas de uno de los cónyuges no se adecúan a la realidad".En la investigación de McNulty participaron 82 parejas entrevistadas a pocos meses de su primer casamiento.Al comienzo del estudio, se grabaron cintas de vídeo de los participantes cuando hablaban acerca de sus problemas matrimoniales.Los investigadores estudiaron los vídeos y asignaron calificaciones a la capacidad de cada pareja para resolver sus problemas.Los participantes también completaron cuestionarios sobre sus niveles de satisfacción matrimonial, sus esperanzas futuras y las expectativas acerca de cómo se comportarían sus parejas.A cada uno de los participantes se les volvió a examinar con intervalos de seis meses durante cuatro años, con un total de ocho exámenes para medir la satisfacción matrimonial. De las 82 parejas, 17 se habían divorciado cuando terminó el estudio.Los resultados mostraron que los participantes que tenían altas expectativas de felicidad al casarse, pero carecían de destrezas para mantener la relación, vieron reducirse su satisfacción matrimonial en los primeros cuatro años tras la boda.Los que tenían pocas expectativas y pocas habilidades de relación mostraron una escasa disminución en la satisfacción.
En fin, el amor es posible si cuidamos los detalles pequeños. El amor es un trabajo, es un esfuerzo constante, una lucha diaria, es un peregrinar por el desierto, donde esporádicamente nos encontramos con bellísimos oasis que calman nuestra sed y fortalecen nuestro espíritu.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar