lunes, 5 de marzo de 2007

Cuando la felicidad nos ignora.


“Ignoramos la felicidad. Hasta que la felicidad nos ignora”, escribió José Narosky, en uno de sus famosos libros de aforismos. Alguna vez leí que en una entrevista le preguntaron a Woody Allen si era feliz. El gran actor y guionista de cine, respondió, con esa mezcla de inteligencia y escepticismo que lo caracteriza: Sí, soy feliz…pero solo cuando estoy distraído.
La verdad es que si estamos distraídos no podemos ser felices. Porque para disfrutar de la vida y alcanzar una felicidad razonable es necesario estar bien despierto. En efecto, uno debe organizarse, programar, planear las cosas a futuro, tener un proyecto de vida coherente. Es responsabilidad de cada uno tomar decisiones y elegir el propio camino en este inmenso jardín de senderos que se bifurcan. Indudablemente lo único que nos conduce a la felicidad es el camino de la verdad, los valores, la ética.
La felicidad la conquistamos día a día. Amándonos a nosotros mismos, amando a los demás, y amando por sobre todas las cosas a nuestro creador. En fin, la presencia del amor vertical (hacia Dios) y el amor horizontal (hacia uno mismo y los demás) es señal evidente de que estamos transitando el camino de la felicidad razonable. Alguien dijo que la felicidad esta en mil cofres y que todos tenemos alguna llave. Y la llave que todos tenemos es estos dos tipos de amor: vertical y horizontal.
¿Ni amas, ni te aman? ¿Te oprime la soledad día y noche? No, jamás. Así como para cosechar es necesario sembrar, del mismo modo, para recibir es necesario dar. Dar para poder recibir. Y hay que recordar que siempre recibimos lo que dimos. El amor es algo maravilloso y sublime. Si eres capaz de encontrar en la felicidad de tus semejantes tu propia felicidad, entonces ha empezado a arder en tu ser la llama del amor. ¡Cuídalo! Amas realmente cuando piensas en todo momento como hacer feliz a las personas que te rodean. El amor que ofrecemos es el mismo que regresará a nosotros. Amar es dejar el egoísmo de lado…
Max Lucado en su libro Sobre el yunque, escribió: “Es sabio el hombre que valora a la gente más allá de sus posesiones. Muchos hombres ricos han muerto paupérrimos porque le dieron sus vidas a las cosas y no a las personas. Y muchos pobres han abandonado este mundo satisfechos porque amaban a su prójimo”.


Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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