viernes, 9 de marzo de 2007

Asumiendo lo que uno es.


“Es necesario despertar, descartar las ilusiones, ficciones y mentoras, y ver la realidad, tal como ella es”. ERICH FROMM.



Martín Heidegger decía que hay que dejar que las cosas sean tal como son. Las cosas son simplemente. A veces vivimos una vida artificial tratando de ser una persona que no somos. Fingimos ser auténticos, fingimos ser felices. Fingimos algo que no somos y no asumimos lo que somos. Si somos pobres procuramos aparentar que somos ricos. Si tenemos más de 40 años sentimos diciendo que tenemos 37. Nos vengamos y engañamos simplemente por el hecho de que no asumimos nuestra responsabilidad con respecto a lo que somos. En vez de dejar que las cosas sean las cambiamos, las tergiversamos. Somos amantes de las apariencias. El Dr. Jaime Barylko en su ensayo “EN BUSCA DE UNO MISMO”, cuenta lo siguiente de las reflexiones de alguien que no sabe que hacer para ser: “El ser para los otros, y en los ojos de los demás, el placer, es bien captado por Fernando Savater en el DIARIO DE JOB. Allí el protagonista (un sufrido personaje bíblico, colmado de penas y dolores, que busca el sentido para los mismos, y le grita sus monólogos a Dios) despliega sus ideas: “Soy una unidad que no sabe vivirse con uno; acepto y busco la soledad, pero alimentando sin cesar la cruel, la tierna expectación por los demás; desprecio a la multitud que me es insustituible, abismo del transcurso del tiempo en el que sin remedio confío, sigo pensando incurablemente como un nosotros aunque veo con suficiente claridad que todo el que dice nosotros miente y se miente. De vez en cuando tengo un acceso de lucidez y me doy cuenta de que los demás están, como su propio nombre lo indica, de más, de sobra; son superfluos. Son parásitos de mi realidad, la entorpecen. Me distraen de mi sufrimiento…¡vaya fracaso, estar leproso y seguir sociable! Vaya condena. Aunque sea esta ilusión lo único que me parece capaz de aliviar mi dolencia…”. Somos lo que somos. Si sufrimos ¿para que aparentar que está todo bien? ¿si deseamos llorar y necesitamos hacerlo, porque reímos estrepitosamente? Estamos dormidos, somos superficiales, por este nos menospreciamos aparentando algo que no somos. Nos falta amor hacia nosotros mismos. N os cuesta, en algunas oportunidades, aceptar a los demás, porque no conseguimos aceptarnos a nosotros mismos. Pero cuando nos aceptamos, también aceptamos a los demás. Porque asumir lo que uno es sufrir delante de los demás espontáneamente, mostrarse tal cual es, sin mascaras, sin cáscaras, sin disfraz. Uno es como es.
Dejemos de lado las ficciones y las mentiras, amemos nuestro cuerpo, digamos la verdad en todo. Quizás nos falten muchas cualidades y talentos, pero eso no significa que seamos inferiores. De hecho, todos tenemos lo que Dios nos ha dado. Cada cual tiene su belleza, su historia, su biografía, su condición social, su apellido. Las cosas son como son. Veamos la realidad. Somos importantes, valiosos, divinamente creados. ¡Amarse es asumir lo que uno es..! “OH Dios, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; la valentía para cambiar las cosas que puedo; y la sabiduría para discernir la diferencia entre ambos…”

Julio C. Cháves.

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