domingo, 4 de marzo de 2007

Aprendiendo a querer.


“Querer no es difícil, lo complicado es querer al otro en calidad de otro, ¡y que su bien sea el mío. No digas amor. Hacélo, confeccionálo”, dijo Jaime Barylko en su ensayo Para quererte mejor. Necesitamos amar y ser amados. Y amar no es fácil ya que hay que dejar de ser egoísta, mezquino. Para amar bien hay que dejar de pensar en uno mismo y pensar en el otro. Como somos seres indeterminados, incompletos, necesitamos aprender a expresar nuestros sentimientos. El proceso para aprender a expresar nuestras emociones y sentimientos a los demás no es fácil, pero se aprende si queremos dejar de ser individualistas. Amar a los demás es una lucha diaria, implica abnegación, sacrificio, trabajo, corazón y cabeza. A veces somos demasiado individualistas y nos preocupamos tanto por nosotros mismos que no podemos amar. ¿Si no miramos fuera de nuestra piel como nos vamos a dar cuenta que el otro esta delante de nosotros?
Jaime Barylko, autor de Envidias, sueños y amor, dice: “Toda nuestra vida es educación. Vivir juntos es educarnos recíprocamente. Amar es realizar el esfuerzo superior, el más alto y el más noble. No puedo modificar al otro, no quiero que me modifiquen. ¿Entonces qué? Controlarnos, renunciar de vez en cuando, siempre será imposible, a egoísmos disfrazados de defensa de la autenticidad, de las ideas o de los principios”. Nadie debe cambiar a nadie, simplemente hay que respetar la idiosincrasia de los demás. Amar es eso. Darse conocer tal cual uno es. Sin máscaras. Sin cosas que ocultar. Al fin y al cabo, siempre aparece la verdad de lo que somos. No podemos ocultarnos. Siempre sale a luz lo que somos, salen a luz nuestras intenciones, nuestra actitud. Amar es convivir en un mundo de diferencias, diferentes personalidades, familias, culturas, puntos de vista, reflexiones, tolerancias y límites. Hay virtudes y defectos, pero debemos valorar las virtudes ya que si ponemos nuestros ojos con una lupa sobre los defectos podemos terminar separados, aislados, solos. Hay que dejar de ser egoístas. Eso es amor.
No podemos oscilar entre el amor y el odio. No podemos complicar a los demás con nuestras confusiones. El verdadero amor es ético, responsable, y toma en serio al otro. El verdadero amor sin responsabilidad no existe. Una vida con propósito es una vida con buenos sentimientos, con buen corazón. El amor nos hace únicos, irrepetibles, nos hace salir hacia el otro, fuera de nuestras conveniencias personales. Somos únicos. Soy único. Sos única. Esto es el mundo. Noto tu presencia. Y si dejamos de ser egoístas, narcisistas, vamos a encontrarnos y surgirá esa chispa divina llamada amor. “Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad”, dijo
Gottfried Wilhelm Leibniz, Filósofo, físico y matemático alemán.

Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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