“Es absolutamente necesario tener la habilidad de gestionar bien el tiempo”, escribió Patrick Forsyth, en su ensayo Cómo administrar bien el tiempo. El tiempo corre a un ritmo trepidante. Podemos decir nuestro tiempo es lo más valioso de nuestras pertenencias. Avanzamos en la vida, empujados por el reloj. El tiempo transcurre y surte su efecto sin piedad, envejece nuestros rostros, nuestros ojos pierden visión, y poco a poco nos vamos deteriorando mientras las agujas del reloj giran sobre su eje. Administrar sabiamente nuestro tiempo quiero decir que cuidamos nuestra vida. Somos tiempo. Y llenar de sentido las veinticuatro horas del día es imprescindible si queremos cultivar una vida con propósito. Hay muchos ladrones del tiempo. Las malas ocupaciones es uno de los ladrones. Otro de los ladrones del tiempo son las malas compañías. El ocio malgastado también es un ladrón del tiempo. Nuestro tiempo vale oro, y cuidarlo es cuidarse a si mismo. Hacer una buena gestión del tiempo es necesario si queremos cumplir con todos nuestros deberes, responsabilidades y obligaciones a término y asertivamente.
En vez de quejarnos por el paso de los años, debemos empeñarnos en desarrollar un proyecto de vida coherente, que incluya todas las áreas de nuestra vida. Las experiencias vividas ya nos dieron sus frutos, pero ahora debemos concentrarnos en el presente. Cuando administramos nuestro tiempo estamos administrando nuestra biografía. Seleccionar las cosas importantes y darles prioridad, dejando en segundo lugar las cosas accesorias y de menor interés, es una decisión inteligente y pone en evidencia una buena instalación en la realidad. Planear, programar los encuentros con otras personas, poner horarios, fijar días, ser puntuales, hace que respetemos en tiempo propio y de los demás. Cuidar el tiempo es ser oportuno, pertinente. Thomas Mann, el famoso escritor alemán, autor de la novela La montaña mágica, dijo refiriéndose al tiempo: “¡Sujeta bien el tiempo! Protégelo, vigílalo, cada hora, cada minuto, si no lo tienes en cuenta se desvanece. Considera sagrado cada momento. Dale a cada minuto su significado, claridad, el peso de su atención, a cada minuto dale su merecido y verdadero logro”.
El tiempo es nuestro mayor capital humano. Tengamos hábitos ordenados. No posterguemos. Terminemos lo que empecemos. Seamos puntuales, responsables, pertinentes. Establezcamos objetivos, metas, horarios fijos y determinados para nuestros compromisos interpersonales. Seamos decididos. Organicémonos. Programemos. Gestionemos. Ordenemos. Seamos detallistas. El Dr. Horacio Krell, Director de ILVEM, métodos de estudios, finalmente dice: “No es justo quejarse por la falta de resultados cuando no se fijan metas claras. El tiempo futuro no debe ser una proyección de tendencias del pasado sino la expresión del deseo proyectado en imágenes multisensoriales. La visualización creativa del objetivo motoriza áreas emocionales que destraban el bloqueo al que a menudo somete la lógica del hemisferio izquierdo dominante en nuestra cultura. Durante la jornada la creatividad disminuye ya que se impone una manera de obrar adaptada a las circunstancias. Durante el sueño, el aparato crítico dominante durante la vigilia se reprime y la libertad del inconsciente permite el acceso de los pensamientos originales. Además, cuando el futuro se diseña en base a decisiones conscientes la vida adquiere un sentido creador. En lugar de ser hojas arrastradas por el viento nos convertimos en los arquitectos de nuestro propio destino. Para ello hay que invertir en la planificación de una agenda flexible y estratégica.”
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
En vez de quejarnos por el paso de los años, debemos empeñarnos en desarrollar un proyecto de vida coherente, que incluya todas las áreas de nuestra vida. Las experiencias vividas ya nos dieron sus frutos, pero ahora debemos concentrarnos en el presente. Cuando administramos nuestro tiempo estamos administrando nuestra biografía. Seleccionar las cosas importantes y darles prioridad, dejando en segundo lugar las cosas accesorias y de menor interés, es una decisión inteligente y pone en evidencia una buena instalación en la realidad. Planear, programar los encuentros con otras personas, poner horarios, fijar días, ser puntuales, hace que respetemos en tiempo propio y de los demás. Cuidar el tiempo es ser oportuno, pertinente. Thomas Mann, el famoso escritor alemán, autor de la novela La montaña mágica, dijo refiriéndose al tiempo: “¡Sujeta bien el tiempo! Protégelo, vigílalo, cada hora, cada minuto, si no lo tienes en cuenta se desvanece. Considera sagrado cada momento. Dale a cada minuto su significado, claridad, el peso de su atención, a cada minuto dale su merecido y verdadero logro”.
El tiempo es nuestro mayor capital humano. Tengamos hábitos ordenados. No posterguemos. Terminemos lo que empecemos. Seamos puntuales, responsables, pertinentes. Establezcamos objetivos, metas, horarios fijos y determinados para nuestros compromisos interpersonales. Seamos decididos. Organicémonos. Programemos. Gestionemos. Ordenemos. Seamos detallistas. El Dr. Horacio Krell, Director de ILVEM, métodos de estudios, finalmente dice: “No es justo quejarse por la falta de resultados cuando no se fijan metas claras. El tiempo futuro no debe ser una proyección de tendencias del pasado sino la expresión del deseo proyectado en imágenes multisensoriales. La visualización creativa del objetivo motoriza áreas emocionales que destraban el bloqueo al que a menudo somete la lógica del hemisferio izquierdo dominante en nuestra cultura. Durante la jornada la creatividad disminuye ya que se impone una manera de obrar adaptada a las circunstancias. Durante el sueño, el aparato crítico dominante durante la vigilia se reprime y la libertad del inconsciente permite el acceso de los pensamientos originales. Además, cuando el futuro se diseña en base a decisiones conscientes la vida adquiere un sentido creador. En lugar de ser hojas arrastradas por el viento nos convertimos en los arquitectos de nuestro propio destino. Para ello hay que invertir en la planificación de una agenda flexible y estratégica.”
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
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