Cuando aceptamos a Cristo como salvador Dios
cancela todos nuestros pecados. Él nos ve como si nunca hubiéramos pecado.
Lamentablemente hay cristianos dentro de las iglesias que no entendieron la magnitud
del amor de Dios y se sienten culpables de su pasado y lo ocultan. Dentro de
sus corazones guardan esos secretos oscuros del pasado y Satanás utiliza esta
información para hacerlos sentir culpables. Esta culpabilidad impide que estos
creyentes alcancen la bendición de Dios, viviendo en la derrota y la confusión.
Para los creyentes que esconden de Dios de su pasado por miedo a que Dios los
rechace, tengo una buena noticia: El
perdón de Dios cancela nuestro pasado. Nuestro Padre tira nuestros pecados en
el fondo del mar. Allí nadie puede ir a buscarlos. En Cristo somos nuevas
criaturas. Primera de Juan 1:7 dice: “La
sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado”.
En cierta ocasión Martín Lutero tuvo un
sueño en el cual estaba delante de Dios. Satanás estaba presente para acusarlo,
y cuando los libros fueron abiertos, el acusador señaló todos los pecados de su
vida, preferentemente los pecados de su pasado. Lutero se desesperó, pero luego
recordó que la sangre de Cristo lo limpió de todo pecado. Lutero cito primera
de Juan 1:7, donde dice que la sangre de nuestro Señor nos limpia de todo
pecado. La sangre de Cristo canceló todo nuestros pecados. No tenemos porque
sentirnos culpables. Hemos sido perdonados. Hemos sido salvados. No miremos
atrás. Desde que conocimos al Señor ya no somos los mismos.
Antes éramos una cosa, pero ahora somos
otra. Los creyentes no tenemos porque sentirnos culpables por nuestro pasado.
Si permanecemos atados a nuestros pecados pasados permitimos que Satanás
controle nuestras vidas, entonces vamos a ir de fracaso en fracaso, pero si
aceptamos el perdón de Dios vamos a ir de gloria en gloria, como la luz de la
aurora que va de aumento en aumento hasta que el día es perfecto.
Julio
césar cháves
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