
Obtenemos la bendición de Dios únicamente por fe. Dios se goza cuando sus hijos creen en sus promesas. Él se alegra cuando le creemos porque le permite que nos bendiga. A lo largo de la vida muchas circunstancias quieren impedir que perdamos el gozo y la felicidad, pero si realmente le creemos a Dios llegaremos a nuestro destino de bendición. Anastasio, uno de los padres de la iglesia de los primeros tiempos, dijo: “Nada puedo hacer sin la ayuda de Dios, y esa ayuda a cada momento; pues mientras estemos en la tierra, ¿cuándo hay un solo instante en el que podamos decir que estamos a resguardo de la tentación o protegidos del pecado”. Vencemos al desaliento únicamente con la ayuda de la gracia de Dios y la gracia de Dios se activa únicamente cuando tenemos fe.
El pastor Bernardo Stamateas dice que la fe es llamar a lo que no es como si fuese. Es decir, podemos estar desalentados, pero aún en esa circunstancia tenemos que sonreír y disfrutar de la vida. Fe es declarar victoria aún en el valle de sombra de muerte. Las tribulaciones de la vida son momentáneas, pero el poder de Dios permanece para siempre. Dejemos de culpar a los pastores, a los líderes, la infancia o las circunstancias por nuestro desaliento. No hay excusa para no creer en el Señor. Si Dios esta con nosotros, nuestro enemigo llamado desaliento tendrá que retroceder. Vamos a ponernos de pie. Vamos a ponerle al mal tiempo buena cara. Vamos a prosperar aunque haya crisis económica. El desaliento quiere apagar nuestra fe. Pero Dios quiere glorificarse en nuestras debilidades. La Biblia dice: “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y confianza será vuestra fortaleza”. (Isaías 30:15).
Julio césar cháves
www.juliochaves.blogspot.com
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