
Los peregrinos de la Nueva Inglaterra, huyendo de las persecuciones de Europa, buscaron la libertad de conciencia del Nuevo Mundo, para fundar en él una nueva patria, según la ley del evangelio. Los peregrinos llevaban en su ser moral la semilla republicana, fecundada por la lectura de la Biblia, que trasplanta en un suelo virgen y en un mundo libre, debía aclimatarse en su atmósfera propicia”. (Fuente: Bartolomé Mitre, ‘Historia de San Martín’, tomo 1).
El segundo insigne prócer argentino que opinó sobre la palabra de Dios, es Domingo Faustino Sarmiento. Este hombre tuvo palabras de encomio, ponderación, elogio encarecido para la Biblia, a la cual denominó ‘el libro padre de todos los libros’. Sarmiento es un hombre de jerarquía intelectual y su labor como educador fue muy fecundo, además fue estadista. Su conocimiento práctico del ambiente al cual se refiere, hace del párrafo que sigue una impresión particular: “La lectura de la Biblia echó los cimientos de la educación popular, que ha cambiado la faz de las naciones que la poseen; y últimamente, con la Biblia en la mano, y a causa de la Biblia, del libro primitivo, del libro padre de todos los libros, los emigrantes pasaron a América a fundar en el norte de nuestro continente los estados más poderosos del mundo, porque son los más libres”. (Fuente: D. F. Sarmiento, ‘Las escuelas’, Pág. 149, ed. 1869).
Julio C. Cháves www.juliochaves.blogspot.com
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