Damos de lo que tenemos dentro. Nadie puede dar de lo que no tiene. El que cultiva su interior y tiene un corazón abierto a la vida y el amor, puede dar y recibir constantemente ya que el fluir de dar y recibir genera buenas relaciones interpersonales. La felicidad fomenta felicidad. El amor fomenta amor. La paz fomenta paz. Si damos ira es porque tenemos que cambiar nuestro interior. Hablemos lo bueno. Fomentemos el bien y la misericordia. No sintamos envidia de nadie y deseemos nada de nuestro prójimo.
Si tenemos poco, demos lo que este a nuestro alcance. Si tenemos mucho, demos lo que este a nuestro alcance. Si tenemos poco y no compartimos eso poco que tenemos, entonces eso poco se agotará. Ahora, si eso poco que tenemos lo compartimos y dejamos el egoísmo de lado, vamos a ser prosperados y bendecidos por Dios. Tratemos bien a los demás. Elogiemos. Amemos. Expresemos afecto. Si damos vamos a recibir, entonces podremos dar otra vez, de este modo vamos a volver a recibir y podremos seguir recibiendo y este dar y recibir se hará una cadena interminable de bondad.
Jesús dijo que lo que contamina al hombre no es lo que entra en el hombre sino lo que sale de la boca del hombre. Así que hablemos bien de todo el mundo. No juzguemos ni critiquemos a nadie. Recordemos que lo que el hombre siembra eso cosechará. Sembremos lo bueno y consecuentemente recibiremos el bien de la vida.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
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