domingo, 4 de octubre de 2009

Venciendo la culpa


Nuestro destino no es la culpa, es la bendición. Nos sentimos culpables por muchas causas. Nos sentimos culpables por la muerte de seres queridos, por fracasos económicos, en fin, la culpa se siente por problemas dentro de la familia. Cuando hay desgracias en la familia tanto los padres como los hijos van almacenando sentimientos de culpabilidad. Hay familiares que tienen problemas, que están sufriendo y no hacen nada por cambiar su situación, y con esta actitud hacen sentir culpables a los familiares. La culpa es un sentimiento que ha dañado, destruido familias enteras. Muchos también hacen sentir culpables a los demás acusando a sus familiares de los males propios. En fin, la culpa es un sentimiento que limita nuestras capacidades, dones y talentos.

Ahora, ¿cómo podemos ser libres de la culpa? Como dije al principio del artículo, nuestro destino es la bendición. La culpa esta relacionada con el sufrimiento y esto no es lo que Dios quiere para nosotros. La culpa lastima, nos hace sentir inferiores, in-merecedores de la bendición de Dios, pero Dios nos libra de la culpa y nos colma de bendiciones, abundancia, prosperidad.
Si Dios dice que somos valiosos no tenemos porque sentirnos culpables. Nosotros no somos responsables de los sufrimientos ajenos ni tenemos que asumir responsabilidades ajenas. Cada cual es responsable de su propia vida. Si hay problemas familiares no es nuestra culpa. Si hay personas enfermas en nuestra familia no es nuestra culpa. Nuestro destino es la bendición. Nuestra herencia es decisiones sabias en Dios. Somos responsables de nuestras propias decisiones. Somos responsables de nuestra propia vida. Somos libres de la culpa. Dios perdona nuestros pecados. Dios limpia nuestras vidas. Dios limpia nuestras mentes. Dios sana nuestras heridas.

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar

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