viernes, 24 de julio de 2009

Una vida abundante


Prosperidad en la Biblia no consiste en cuanto tenemos sino que prosperidad es cómo nos relacionamos con lo que tenemos y cómo nos relacionamos con lo que tenemos es lo que marca nuestro nivel de prosperidad. Los cristianos tenemos necesidades básicas que resolver, como es el alimento y la vestimenta, pero Dios dijo que no nos preocupemos por eso. De hecho, como cuida de las aves del cielo y los lirios del campo, él cuida de nosotros. Segunda de Corintios 9: 8 al 10 dice: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia”.


Además de darnos pan Dios también va a darnos semillas para sembrar. Nos va a dar abundancia de semillas. Nuestra herencia en Dios es abundancia, prosperidad, sabiduría, riqueza de bendiciones. Hablemos victoria. Sembremos bendición. Bendigamos y nos van a bendecir, y cuando nos bendigan, volvamos a bendecir y así sucesivamente. Que nuestra vida sea una cadena de bendición. Pidámosle a Dios que nos de riqueza de semilla. Porque el que siembra en abundancia, cosecha en abundancia. También pidámosle riqueza de deseos. Soñemos. Deseemos cosas. Nuestro Dios concederá las peticiones de nuestro corazón. Si Dios esta con nosotros nada nos faltará y si nos falta cualquier cosa, igualmente estaremos gozosos porque sabemos vivir en abundancia y en escasez. Porque prosperidad es cómo nos relacionamos con lo que tenemos, prosperidad no es lo que tenemos. Prosperidad es saber que Dios es nuestra fuente. Prosperidad es saber que nuestra herencia en Dios es bendición tras bendición hasta que sobre y abunde. Prosperidad es saber que Dios cuida de nosotros. Mateo 6:26 dice: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre Celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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