viernes, 24 de julio de 2009

Tesoros en el cielo


Lamentablemente muchos cristianos relacionan la bendición de Dios con las riquezas. Si un cristiano esta pobre es porque no tiene la bendición de Dios, arguyen algunos “cristianitos”. A veces veo como algunos pastores hacen diferencia entre los hermanos pobres y los hermanos de buena posición económica. Debido a este comportamiento de los líderes tristemente muchos jóvenes cristianos están edificando sus vidas sobre la “roca” del materialismo. En su interior están descontentos con lo que tienen. Quieren cada vez más y más cosas y aunque muchos consiguen lo que desean, no están satisfechos. Jesús dijo que no podemos servir a Dios y a las riquezas. Dos espadas no caben en la misma vaina. Además dijo que la vida del hombre no consiste en la cantidad de bienes que posee. Si embargo, muchos cristianos hacen caso omiso a las palabras de Jesús y ponen a las riquezas en primer lugar.
La verdad que debemos entender los cristianos es que Dios no nos ama por lo que tenemos sino por lo que somos. Delante de Dios el rico y el pobre están en igualdad de condiciones. Dios mira el corazón. Él pesa las intenciones del corazón. Nuestra riqueza no nos llevará al cielo ni nuestra pobreza tampoco. Lo que nos llevará cielo es creer en Jesús. Ahora, tener deseos de prosperar no es pecado. Es más, Dios quiere que vivamos una vida abundante. Él quiere que tengamos trabajo, que disfrutemos de la vida y tengamos todas nuestras necesidades satisfechas. Cuando el Señor dice: “…haceos tesoros en el cielo…”, se refiere a poner nuestro corazón en el Señor. Dice la palabra que sobre toda cosa guardada tenemos que guardar nuestro corazón porque de él mana la vida. Guardar nuestro corazón consiste en poner a Dios en primer lugar en nuestra vida. Si primeramente buscamos al Señor, todo lo demás vendrá por añadidura. Las bendiciones nos seguirán.


Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar

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