
Uno de los diez mandamientos dice que debemos amar a Dios sobre todas las cosas. Dios es nuestro proveedor, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. De él dependemos los creyentes. Sin embargo, hay cristianos que han entendido mal las cosas y además de Dios, y me refiero dentro de la iglesia, creen en otros dioses. Aunque muchos no lo crean, dentro de la iglesia hay cristianos politeístas. En la antigua Roma, los romanos creían en todo tipo de dioses. Cada ciudadano romano tenía sus divinidades. Por esta razón había tolerancia social. Ahora, cuando aparecieron los cristianos fueron criticados y perseguidos por creer en un Dios único. El monoteísmo en Roma era una herejía porque los romanos creían en muchos dioses, eran politeístas.
Ahora, los cristianos seguimos siendo monoteístas ya que creemos en un Dios único, infinito, poderoso. Pero todos los cristianos, aunque confiesan ser monoteístas, creen en otros dioses, es decir, son politeístas. ¿Cuáles son esos otros dioses? Los otros dioses son el dinero, el poder, la fama, el status social. El tema de los ídolos es un problema que aqueja a las iglesias de este siglo. Cuando un creyente piensa constantemente el hacer dinero como único objetivo es porque tiene un ídolo en su corazón. El dinero puede ser un ídolo. Un ejemplo de idolatría es la historia del joven rico. Este joven aunque le dijo a Jesús que era cristiano y cumplía con los mandamientos, Jesús sabía que este joven tenía por dios al dinero. Posiblemente creía en el Señor, pero en su corazón reinaba el dinero. Por este motivo se fue triste ya que tenía mucho dinero.
A este respecto, Éxodo 20:3 dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Cuando la palabra habla de “Dioses” no se refiere únicamente a lo religioso, sino a cualquier cosa. Incluso podemos tener por dioses a otras personas. De hecho, Jesús hablo al respecto: “El que ama a padre o madre más que a mi, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí”. (Mateo 10:37). Dentro de las iglesias hay creyentes que lamentablemente no ponen a Dios en primer lugar y es por esto que atraen sufrimiento hacia sus vidas. El que no tiene tiempo para Dios tiene tiempo para sufrir. El que no tiene tiempo para Dios tiene tiempo para el fracaso. Repito, cualquier cosa que se interponga entre Dios y el cristiano es un ídolo, es un dios ajeno. Mateo 10:33 dice: “A cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que esta en los cielos”.
Josué en cierta oportunidad le dijo a Israel que iba a ser destruida si persistía en la idolatría. José por su parte dijo que él y su familia servirían a Jehová. Jesús también dijo claramente que no podemos servir a dos señores. O servimos a Dios o servimos a las riquezas.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
Ahora, los cristianos seguimos siendo monoteístas ya que creemos en un Dios único, infinito, poderoso. Pero todos los cristianos, aunque confiesan ser monoteístas, creen en otros dioses, es decir, son politeístas. ¿Cuáles son esos otros dioses? Los otros dioses son el dinero, el poder, la fama, el status social. El tema de los ídolos es un problema que aqueja a las iglesias de este siglo. Cuando un creyente piensa constantemente el hacer dinero como único objetivo es porque tiene un ídolo en su corazón. El dinero puede ser un ídolo. Un ejemplo de idolatría es la historia del joven rico. Este joven aunque le dijo a Jesús que era cristiano y cumplía con los mandamientos, Jesús sabía que este joven tenía por dios al dinero. Posiblemente creía en el Señor, pero en su corazón reinaba el dinero. Por este motivo se fue triste ya que tenía mucho dinero.
A este respecto, Éxodo 20:3 dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Cuando la palabra habla de “Dioses” no se refiere únicamente a lo religioso, sino a cualquier cosa. Incluso podemos tener por dioses a otras personas. De hecho, Jesús hablo al respecto: “El que ama a padre o madre más que a mi, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí”. (Mateo 10:37). Dentro de las iglesias hay creyentes que lamentablemente no ponen a Dios en primer lugar y es por esto que atraen sufrimiento hacia sus vidas. El que no tiene tiempo para Dios tiene tiempo para sufrir. El que no tiene tiempo para Dios tiene tiempo para el fracaso. Repito, cualquier cosa que se interponga entre Dios y el cristiano es un ídolo, es un dios ajeno. Mateo 10:33 dice: “A cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que esta en los cielos”.
Josué en cierta oportunidad le dijo a Israel que iba a ser destruida si persistía en la idolatría. José por su parte dijo que él y su familia servirían a Jehová. Jesús también dijo claramente que no podemos servir a dos señores. O servimos a Dios o servimos a las riquezas.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar