sábado, 18 de abril de 2009

La antorcha que alumbra en la oscuridad

La palabra de Dios es la luz que hace desaparecer la oscuridad. El propósito de la Biblia es orientarnos hacia la luz de Dios, marcándonos el rumbo hacia la felicidad en este contexto de confusión y perplejidad. La palabra de Dios es el faro que alumbra en la noche. El apóstol Pedro escribió: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en nuestros corazones”. (2 Pedro 1:19).

Esta descripción de Pedro hace referencia a la confusión que reina en este mundo y al mismo tiempo nos señala con certeza que la luz de Dios puede darnos entendimiento para conocerlo a él y ser salvos por medio de Jesús. El hombre que esta lejos de Dios yace en tinieblas, pero el que se relaciona con el Señor sabe que Dios lo guarda de todo mal. La palabra de Dios es como una antorcha porque abre nuestro entendimiento y nos muestra nuevas posibilidades de prepararnos para la eternidad, indicándonos el modo que debemos prepararnos para encontrarnos con aquel que Dios la vida por nosotros en la cruz del calvario. Dios es nuestra luz de salvación.
La Biblia descorre el velo de ignorancia que acapara nuestras mentes y nos permite entender los acontecimientos del futuro hasta el fin de la historia universal. Los cristianos no estamos solos ya que el Espíritu de Dios nos da sabiduría para entender nuestra posición ante el mundo. Nosotros vivimos en este mundo pero no pertenecemos a él. Solamente una relación íntima con Dios puede traer paz y felicidad al corazón humano. Proverbios 13:13 dice: “El que menosprecia el precepto, perecerá…mas el que teme el mandamiento será recompensado”.
Leer y entender lo que dice la Biblia es fundamental si queremos tener frutos espirituales y queremos vivir una vida con propósito. El que estudia las sagradas escrituras descubre al estudiar la Biblia que hay unidad de pensamiento a lo largo de todo el libro, lo cual indica que una sola mente inspiró la redacción de todo el libro: Dios. Sigue diciendo el apóstol Pedro: “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. (2 Pedro 1:20,21). La Biblia es Dios hablando a la humanidad…

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar