sábado, 18 de abril de 2009

Adolescentes y jóvenes solitarios

¿Por qué hay tanta delincuencia juvenil? ¿A que se debe el creciente consumo de drogas? ¿Cuál es el origen de las tribus urbanas? ¿Por qué hay tanta desorientación y violencia juvenil? Creo que el origen de tantos desequilibrios entre los adolescentes y jóvenes se debe a la soledad. Aunque parezca mentira la mayoría de los jóvenes de hoy se sienten solos. Sus reacciones negativas se deben a la sociedad indiferente en la que vivimos, donde se los ha olvidado y marginado. Lamentablemente no existe amor hacia los jóvenes. Esto causa una sensación amarga e hiriente. Muchos tratan de ocupar un lugar adhiriéndose a tribus urbanas con la intención de construir su identidad, tratando de una u otra forma de concebir un propósito por el cual vivir.

El amor de los padres, que podría contribuir al mejoramiento o la solución de los problemas que aquejan a los jóvenes, lamentablemente en muchos hogares brilla por su ausencia ya que estos están ocupados en sus propios problemas y conflictos. Tristemente los padres están incapacitados para captar y percibir la problemática juvenil. Actualmente es difícil encontrar un joven que no padezca alguna forma de conflicto. De una u otra forma, a través de la violencia, el consumo de drogas y la delincuencia, muchos jóvenes procuran erráticamente atraer amor y comprensión, pero lo único que consiguen es indiferencia y desorientación. Por supuesto que hay padres ejemplares que lideran hogares que son refugios de paz para muchos jóvenes, pero esos hogares los podemos contar con los dedos.


Creo que en este marco de violencia juvenil, hay que fomentar la idea de que los jóvenes realmente sirven para algo y que sus vidas tienen un propósito. Dios nos creó con un propósito particular para cada uno. Los adolescentes y jóvenes pueden, con la ayuda de sus familiares y profesionales, ser los protagonistas de la elaboración de las soluciones a los problemas que los aquejan. Dios creó a cada ser humano sobre la faz de la tierra con un propósito. Los jóvenes podemos estudiar, trabajar, ejercer nuestra capacidad. Servimos para algo. Podemos hacer cosas. Podemos mejorar nuestras vidas. Podemos salir adelante. No dejemos que nos subestimen. No escuchemos las palabras necias. Cerremos nuestros oídos a las descalificaciones y el menosprecio. Nosotros tenemos valor. Somos valiosos porque Dios nos creó y nos hizo únicos y especiales.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar