Las buenas decisiones atraen la bendición, la alegría, la felicidad. Tomar buenas decisiones implica dar soluciones a los problemas, implica un juicio definitivo sobre un asunto. Para tomar buenas decisiones hay que tener sentido común, hay que resolver problemas, ser determinados. No hace falta ser un genio o ser universitario para tomar buenas decisiones. Simplemente hace falta tener sentido común. Saber como funcionan las cosas hace que uno se de cuenta que falta o que sobra en la propia vida. Decidir bien es llenar lo que esta vacío y vaciar lo que necesita vaciarse. Hay personas que deciden mal porque les falta sabiduría. Hay quienes se quejan de su pobreza pero no trabajan por cambiar su condición. Hay quienes se quejan de su enfermedad y no van al médico. Hay quienes se quejan de la obesidad pero no hacen ejercicio. Si queres tomar decisiones correctas desarrolla tu sabiduría. “La toma de decisiones consiste, básicamente, en elegir una alternativa entre las disponibles, a los efectos de resolver un problema actual o potencial, (aún cuando no se evidencie un conflicto latente)”.
Ser razonables y pensar en las consecuencias de nuestros actos, nos permite administrar las oportunidades, sacar provecho de nuestras elecciones de vida, decidir exitosamente. Debemos ser rápidos al evaluar las alternativas de acción. En la vida nada es azar, nada funciona por casualidad, todo tiene un porqué, cómo, un dónde, un para qué. Vuelvo a repetirlo, para tomar buenas decisiones es necesario conocer, comprender, entender, analizar, desmenuzar, seleccionar, separar, ver, advertir y percibir que las soluciones a todos nuestros problemas se encuentran delante de nuestros ojos. Las decisiones nos atañen a todos ya que gracias a ellas podemos tener una opinión crítica. Las buenas decisiones conducen al éxito. Seamos razonables.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar