“Cuando dejas de soñar, morís”. Esta frase esta cargada de una profunda filosofía. Lo que quiere decir básicamente es que si no soñamos es porque nuestra vida no tiene sentido. Los sueños le dan sentido a la vida. En nuestro andar por este mundo vivimos en un constante estado de preocupación. Y creo que en este contexto social de marginación, exclusión, pobreza, violencia, desamor, en fin, malas noticias, es necesario creer en el poder de los sueños. Soñar consiste en creer que las cosas pueden mejorar y que nosotros podemos cambiarnos a nosotros mismos. Por supuesto que el que mucho abarca poco aprieta, pero si no establecemos grandes sueños y tenemos mentalidad derrotista jamás haremos realidad nuestros anhelos. Los alquimistas japoneses durante siglos practicaron el “mitate”, que es el arte de volver a ver las cosas con frescura, como si fuera la primera vez. Este es el pensamiento que hay que emular diariamente. Hay que dejar atrás el pasado y las preocupaciones y convertirnos en los arquitectos de nuestro Maktub Day, nuestro destino diario.
Sean grandes o pequeños sueños lo importantes creer en lo que visualizamos. Los sueños son el combustible de la felicidad. Dice el refrán popular que la esperanza es lo último que se pierde. Y en efecto, nuestro anhelo debe ser mantener viva la llama de la esperanza en un futuro de felicidad y alegría. Jamás hay que perder la esperanza en el cambio, la esperanza de ser mejores en todos los aspectos y áreas que podamos. Hay dos cosas que alimentan los sueños y nos humanizan y potencian nuestra capacidad de felicidad, que son: nuestra relación con Dios y con los demás. Necesitamos mantenernos en comunión con Dios y amar a otras personas. ¿Cómo podría contribuir a ayudar a otras personas? ¿A qué obra benéfica podría dedicar parte de su tiempo o dinero? ¿Cómo podría utilizar sus dones para hacer más agradable la vida de otras personas? La mayoría de las personas tienen sueños grandes pero esos sueños están mal enfocados porque únicamente están relacionados con las conquistas materiales, cuando lo más importante que tienen los seres humanos son sus relaciones interpersonales. Somos nuestras relaciones. “Humanamente podemos lograr muchas cosas. Pero mucho más con la ayuda de Dios. “…y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe “. Si el va con nosotros, si acompaña nuestros proyectos, seguramente llegaremos a ver construidos nuestros sueños”.
La mayor parte de las personas está tan enfocada en los problemas rutinarios del día a día que no toman el tiempo necesario para diseñar la vida de sus sueños y escapar a tanta mediocridad. Ahora, cuando creemos en nuestros sueños y realmente deseamos que se hagan realidad, Dios conspirará para que los alcancemos. Jamás debemos perder la sencillez, la honradez ni la verdad ya que lo que sembramos eso cosecharemos. Seguramente que el camino hacia nuestros sueños se nos presentarán obstáculos en el camino, bien sabemos que nada es fácil, conseguir trabajo no es fácil, estudiar no es fácil, formar una familia no es fácil, soñar tampoco es fácil, pero si no soñamos estamos muertos en vida. “Cuando dejas de soñar, morís”.
Julio césar cháves Escritor78@yahoo.com.ar