
Hay muchísimas circunstancias en las que hombres y mujeres no están dispuestos a perder. Quizá por orgullo y por no perder su reputación muchos se niegan a bajar sus brazos, pero en vez de mejorar su situación, caen aún más bajo. Hay padres, por ejemplo, que por estar acostumbrados a tener autoridad sobre sus hijos y por tener exceso sentido de pertenencia, tienden a ser sumamente controladores de sus hijos y que aún siendo adultos, no los dejan vivir sus propias vidas. Entonces contribuyen a la frustración de sus hijos. Ciertamente hay ocasiones en las cuales tendremos que decirle que no a una cosa para darle lugar a otra. En realidad, cuando a veces decimos que no y establecemos un límite no significa que seamos unos fracasados sino que tal vez esa pérdida no esta preparando para cuando llegue el verdadero triunfo. Alguien dijo que “el perdedor acepta pasivamente su destino, el ganador activamente lo inventa. El perdedor se complica analizando en exceso y termina paralizado por la duda y el miedo. El ganador simplifica y decide sobre lo complejo facilitando su resolución”. Las pérdidas pueden convertirse en increíbles ganancias.
Julio césar cháves. Escritor78@yahoo.com.ar