lunes, 12 de enero de 2009

La suerte, la oportunidad y las relaciones interpersonales

La suerte no existe. Lo que si existe es la oportunidad de demostrar nuestras habilidades. Si nos preparamos, capacitamos y ejercemos nuestras habilidades, seguramente vamos a aprovechar las oportunidades que se presenten. Para que otras personas puedan percibir nuestro potencial jamás debemos competir. De hecho, la competencia es egoísmo y es una característica de los mediocres. El hombre que se ama a si mismo jamás compite, antes bien busca superarse a si mismo si perjudicar a nadie. Vivimos en el siglo del conocimiento y hay muchos problemas complejos, difíciles de resolver. Por lo tanto, a la hora de mostrar nuestras habilidades y poder desarrollarlas también debemos ayudar a que otros desarrollen sus propias habilidades. Ningún hombre esta completo en si mismo y nadie puede resolver los problemas solo. Todo el mundo esta íntimamente condicionado por sus relaciones interpersonales. Por esto es necesario aprender a compartir opiniones y también escucharlas.

Los seres humanos tenemos cerebro, podemos pensar y la inteligencia es algo que se aprende y desarrolla. Todas las personas tenemos un potencial innato, todos sabemos hacer algo, tenemos alguna habilidad y siempre surgen oportunidades donde podemos expresarnos. Y al poder comunicar lo que sentimos y pensamos vamos dándonos a conocer y eso evidencia nuestro ser social, lo cual significa que dependemos de otras personas. “No hay necesidad de que tengamos la misma realidad para trabajar en equipo, pero sí una meta común. Una visión común. Gandhi consiguió la libertad de la India, donde hay más de 50 dialectos y diferentes realidades. Fue capaz de convencer a todos para vencer a Inglaterra sin violencia. Había un objetivo mayor que trasgredía a las diferentes realidades de las distintas culturas”. Como dije, la suerte lo existe. Lo que si existe es la posibilidad de comunicarnos. Para los individualistas la competencia consiste en ganar o perder. Pero tengo que decir que para que ganemos no hace falta que otros pierdan, de hecho, todos podemos ganar. Muchos ven que otras personas tienen éxito y se preguntan como consiguen lo que quieren y muchas veces le adjudican este éxito a la suerte, pero lo cierto es que todos tenemos éxito cuando empezamos a darnos cuenta que necesitamos de otras personas y los demás nos perciben y compartimos nuestras habilidades con el mundo vamos a conseguir lo que queremos.


Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar